FUENTE: http://www.maestroysociedad.rimed.cu/index.php/volumen-9-2012/vol9-no-1/101-gertrudis-reyes-sanches
Introducción
Durante todo el proceso de formación del hombre debe garantizarse el desarrollo de la comprensión de la lectura. De ahí, que deba establecerse una visión de enseñanza del lenguaje como una función psíquica superior que sirva de comunicación y favorezca la comprensión de la personalidad del individuo, la apropiación de los valores culturales, sociales y morales de su cultura tanto externa como interna.
Como referente de esta investigación se tuvo en cuenta el enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural (Roméu, Angelina 2004:23), que parte de la concepción dialéctico-materialista acerca del lenguaje, que lo define como medio esencial de cognición y comunicación social.
La lectura supone la posibilidad por parte del sujeto de realizar un intercambio de ideas pertinentes y necesarias para el desarrollo de su vida personal y social. En tal sentido, el enfoque socio-histórico-cultural de Vigotsky, L. (1999:110) aporta una interpretación dialéctico-materialista de la relación hombre/ mundo y el fundamento psicológico en el que descansa el abordaje de esta temática.
Este enfoque, además, se centra en el desarrollo de la personalidad del individuo, en el papel determinante de las relaciones sociales, en la formación de la individualidad, la relación entre el individuo y la sociedad y la irrepetibilidad de ese individuo. Se basa también en el concepto de actividad y su papel en la apropiación de la cultura humana y en el carácter activo de los procesos psíquicos.
En la lectura se establece un proceso comunicativo que media entre los hombres, los objetos del proceso de interiorización y la formación del conocimiento, aspectos que constituyen presupuestos de la teoría de la actividad verbal establecidos por Vigotsky y Leontiev y que orientan este estudio.
La comunicación a través de la lectura no es un simple proceso de intercambio de información. Para esta autora la comunicación constituye un campo de creación. Por consiguiente, la comunicación, particularmente a través de la lectura, es para la cultura un eje transversal pues se erige en instrumento de difusión y creación de sentidos.
El hombre, al compartir información por medio de la lectura, crea y recrea significados a través de la utilización de distintos sistemas de comunicación. La cultura tiene en la comunicación a través del lenguaje verbal un recurso esencialmente creativo para su transmisión, su apropiación y su perpetuación. La comunicación, en este sentido se sustenta en el texto (Vilches, 1993:56), citado por Frómeta, Elaine, (2007:54) el cual se erigen como entidad comunicativa esencial dependiente de la cultura donde se expresa una intención comunicativa. El texto es susceptible a admitir una determinada variabilidad en sus perspectivas de lectura.
En todo acto comunicativo hay relación entre, emisor y receptor este último pretende con el texto la emisión de determinado mensaje al receptor. Las lecturas que se realicen de estos textos serán tantas como receptores se hayan involucrados en este proceso. De lo anterior se infiere que el texto no constituye un espejo fiel de la realidad, en él ya existe la imagen del lector.
El texto como unidad comunicativa ha sido estudiado desde una perspectiva lingüística en los trabajos de Roméu, A. (1999:27); Bernández, Enrique (1982:10), y que ha sido enriquecido por la semiótica y se comprende como “[…] una entidad de producción e interpretación comunicativa que constituye una manifestación discursiva coherente a través de la cual se puede llevar a cabo distintas estrategias de comunicación” (Lotman, I. 1982:9).
El texto y la textualidad, considerados bajo una óptica semiótica, adquieren grandes dimensiones, por lo que no sorprende que Zunzunegui, Santos (1992: 78), tras definir el texto como “secuencia de signos que produce sentido”, puntualice: “Texto en el que el sentido no se produce por la suma de significados parciales de los signos que lo componen, sino a través de su funcionamiento textual”.
Como se aprecia en esta definición, y es una idea que se comparte el texto no es una unidad exclusiva de la lingüística sino que en él figuran aspectos de la pragmática, de la sociología, de la comunicación, de la semiótica del discurso, a los cuales se les confiere relevancia por dimensionar su naturaleza comunicativa.
La lingüística textual no sólo enfoca la lengua como un sistema de signos donde se establecen determinadas estructuras y las reglas que rigen las combinaciones entre ellas; sino también estudia el uso de la lengua dependiendo del contexto y la intención que la matizan. Consecuentemente, esta autora considera pertinente la relevancia de la pragmática del texto la cual estudia las relaciones entre texto y contexto, particularizando en las condiciones y reglas para que los diferentes enunciados resulten idóneos según sus contextos.
En el texto se distinguen ciertas propiedades como la adecuación, la coherencia y la cohesión. La adecuación radica en seleccionar la variedad de lengua más idónea para la situación concreta que se produce. La coherencia, por su parte es la propiedad semántica principal del texto (Van Dijk, T. 1982:76). Mediante ella el texto se comprende como una unidad donde sus partes integrantes se encuentran relacionadas entre sí, y con el contexto y la situación en la que se produce el mismo. Es la ilación lógica de los enunciados del texto que permite la progresión de las ideas hasta completar el contenido temático. La coherencia sustenta la conformidad de lo expresado con las normas lingüísticas y con el conocimiento del mundo. Esta cualidad se expresa en el plano semántico y aporta claridad, precisión y solidez.
Finalmente, la cohesión se refiere a las articulaciones gramaticales del texto. Tiene en cuenta, además, los medios de expresión mediante los cuales se mantiene la secuencia lógica de los enunciados del texto.
Estas cualidades que distinguen al texto lo convierten en un eficiente mediador de la formación cultural, proceso que se sustenta en la ley genética general del desarrollo cultural expuesta por Vigostky en los siguientes términos: “En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológica)” (1999:94).
De acuerdo con esta concepción, las funciones psicológicas superiores están sujetas a un proceso de internalización progresiva que va desde lo social a lo intraindividual o intrapsicológico, donde se experimentan cambios a partir de una reconstrucción cualitativamente diferente. Debido al carácter social de los procesos mentales del ser humano, el lenguaje y la cultura adquieren un papel mediador en función de los significados que el individuo elabora en virtud de su propia organización cognitiva interna. Las funciones mentales superiores alcanzan un mayor nivel de elaboración, cuando se sustentan en una transformación que se suscita ante la presencia de una actividad mediadora como la lectura.
En el desarrollo de las funciones mentales superiores alcanza un rol significativo la internalización, definida como “[…] la reconstrucción interna de una operación externa” (Vigotsky, 1999:92), esto es, la incorporación al plano individual, intrapsicológico, de lo que previamente ha pertenecido al ámbito de nuestras interacciones con los demás. Como resultado de este proceso, el sujeto se apropia de la experiencia histórico-social acumulada expresada en modos de actuación, conocimientos, habilidades, capacidades, valores; es decir; de la cultura. Este internalización que primero ocurre de un modo externo, influye de manera determinante en su plano interno permitiéndole relacionarse con las representaciones, palabras y signos. Los procesos que se desarrollan en el plano interno del sujeto como resultado de la internalización regulan su conducta, orientan y determinan el contenido de sus representaciones, valores, ideas y valoraciones.
Leer implica comprender y se comprende el texto cuando se le atribuye sentido o sea, cuando es capaz de relacionarlo con aquello que ya tiene incorporado a su capital cultural y con aquellas cuestiones que resultan de su interés. Por consiguiente, la comprensión del texto depende de la visión que tiene cada persona del mundo y de sí misma. De ahí que un texto produce un infinito número de exégesis pues depende de las motivaciones, de la historia personal, de las relaciones afectivas que el lector establezca con este.
La comprensión deviene proceso de elaboración del significado mediante la aprehensión de las ideas relevantes del texto y vincularlas con aquellas que ya se tienen.
La compresión del texto, aspecto ampliamente analizado por investigadores entre los que figuran, Ganelin,I. (1978), Roméu, A. (1992), Ávila, M. (1994), Mañalich, R. (2001), Paz, A. (2003), Grass, E. (2004), los cuales la enfocan como un proceso gradual que conlleva al descubrimiento de lo esencial, a la captación exacta del pensamiento del autor del texto, a la valoración más o menos profunda del significado, a la activación de los conocimientos previos para inferir eficientemente el significado. A pesar de estos puntos convergentes, cada autor la refiere de un modo sui generis.
Así pues, Gell, Adia (2000:35) refiere la comprensión como un proceso intelectual en el cual el mensaje transmitido mediante imágenes, colores, sonidos y movimientos, es portador de una significación dada o expresada con diferentes medios la cual hay que recepcionar¨. En tal sentido, la comprensión de texto es un proceso complejo en el cual se activan las estructuras de conocimientos y la representación semántica de la información del texto que se lee. Por ello constituye una actividad mental que revela los más profundos significados textuales a través de niveles que interactúan.
La comprensión de texto es para Roméu, Angelina (2004) “discernir el texto, determinar y precisar la información que el mismo contiene; por lo que entonces definimos a la comprensión lectora como el proceso de interacción del estudiante-lector y el texto”.Desde la óptica de Emilio Sánchez, Migue (1989), comprender un texto es entrar en él y trascenderlo, integrando las ideas del texto con las del lector. Comprender implica considerar las sugerencias y pistas del propio texto sobre cómo ordenar, diferenciar e interrelacionar las ideas.
Según la investigadora Cisneros, Susana (2008), la comprensión de textos es un proceso de reducción en el que permanecen los significados más relevantes. Es además, un proceso a través del cual el lector elabora un significado en su interacción con el texto (Anderson y Pearson, 1984) citado por Frómeta, Elaine.(2007:39) En este concepto de comprensión de texto aparecen involucrados elementos tales como: el reconocimiento de palabras y oraciones, la habilidad del lector de reconocer la idea general y principal del texto, así como hacer un resumen de lo que ha interpretado y el conocimiento acumulado como parte de su propia cultura general integral.
En el estudio de la comprensión textual, varias ciencias han realizado aportes importantes que deben tenerse en cuenta en función de la formación cultural de los sujetos: Así pues, las teorías cognitivas, como apunta Cisneros, S. (2010:2) “[…] permiten identificar la organización textual. Lo cual implica: observar el recorte del tema, identificar la trama; "re-conocer" la macroestructura de dicha organización conforme a esquemas específicos; reconocimiento de "estrategias superestructurales”…los estudios realizados sobre los marcadores discursivos ponen de relieve que ellos "son pistas para que el lector pueda interpretar mejor el texto".
Por otro lado, comenta la misma autora que la Lingüística Textual y las Tipologías Textuales permiten el reconocimiento de la modalidad discursiva y de sus características. Ello implicará la llamada literacidad crítica apuntada por Cassany, D., (2007) citado por Frómeta, Elaine.(2007: 45), que supone poder construir la intención y la ideología del emisor a partir de lo que refiere en su texto, de la postura que adopta con respecto a lo que dice, entre otros aspectos.
Otros estudios en el campo Pragmática, la teoría de Actos de Habla y el Análisis del Discurso, los que permiten construir un "sentido" del texto. Ello supone para Cisneros, S., (2010:2) "interpretar" el texto a partir de la interacción texto-lector, esto es, a partir de la proyección de los conocimientos”. Esta perspectiva posibilita que el texto se enriquezca ininterrumpidamente ya que el mismo es portador de espacios semióticos de significación que se cargan a partir de la subjetividad y universo cultural y simbólico de cada receptor.
La comprensión del texto lingüístico implica la transición por diferentes niveles de comprensión, sin embargo, no todos los autores coinciden en relación a los mismos. En esta investigación, la autora se adhiere a los niveles señalados por Roméu, Angelina (2004) quien los esboza de la siguiente manera:
1- Nivel de traducción: en este, el lector debe hacer una lectura inteligente del texto, descubrir los tres significados del texto (literal, complementario o cultural e implícito) y responder la pregunta ¿Qué dice en el texto?
2- Nivel de interpretación: se asume una actitud ante el texto, se corresponde con una lectura crítica y responde a la pregunta ¿Qué opino del texto? ¿Qué valoración puedo hacer de su mensaje?
En este nivel es válido apuntar la diferenciación que realizan algunos autores con respecto al proceso de interpretación. Roméu, A. (1992), Morales, A. (1994), Sole, Isabel (1996) y Carmenate, L. (2001), lo asumen como una etapa de alto nivel de la comprensión o comprensión para sí donde el lector mantiene un papel protagónico en la captación de la esencia del texto y le atribuye un sentido personal al mismo.
3- Nivel de extrapolación: se establecen relaciones entre el contenido del texto con la realidad, con la experiencia, con otros textos. El texto desemboca en otros textos posibles. Se corresponde con la lectura creativa y responde a la pregunta ¿Para qué me sirve el texto?
Para lograr el tránsito por los niveles anteriormente señalados es necesario adscribirse a los presupuestos metodológicos que orientan el tratamiento a la lectura. Para ello se delinean tres fases. La primera, antes de la lectura, es aquella que se orienta a activar los mecanismos de predicción, de anticipación, el capital cultural primario que posee el lector sobre la temática objeto de la lectura. La segunda fase, durante la lectura, tiene como objetivo la captación de los significados del texto a través de una lectura intensiva del mismo mediado por actividades y la última, después de la lectura, es para potenciar el desarrollo de la independencia y la creatividad a partir de la aplicación de lo leído.
La eficiencia del proceso de comprensión está íntimamente relacionado con estrategias de comprensión de la lectura, las que son, una serie de conocimientos y habilidades que el lector puede emplear para adquirir, retener, integrar y recuperar información.
De acuerdo con los criterios de la investigadora Cisneros, S., (2010), las estrategias se clasifican en selectivas y generativas o de elaboración. Las primeras se orientan hacia la creación de una imagen global del texto o sea, hacia la lectura rápida, la lectura para atender aspectos de la información o para identificar el significado de palabras. Las segundas, se orientan al procesamiento intensivo y en profundidad de la información contenida en el texto. Ello implica todo tipo de actividad intelectual y habilidades que se puedan realizar con la información.
Estas estrategias también son extensibles al texto martiano, síntesis de un arte depurado que es fuente gnoseológica y de goce estético. En él, tanto el plano semántico como el plano de la expresión de la lengua están dominados por la intención del escritor. La intención semántica se refiere al suceder imaginario, integrado por elementos de la realidad, pero estructurados en una nueva combinación para que se aprecie de la manera como el escritor los propone, es decir, recreados. La intención formal se refiere a la expresión estética, que trata de influir en nuestra sensibilidad para que apreciemos la belleza del texto martiano.
Los presupuestos teóricos anteriores son pertinentes en la captación del sentido y los significados de los textos martianos, cuyo lenguaje se caracteriza por ser connotativo, lleno de imágenes que cobran formas en las palabras, cuyo objeto de representación es el hombre en el proceso de la vida, mostrado en toda la complejidad y diversidad de sus relaciones con la realidad. (Timofeiev, 1979), citado por Frómeta, Elaine, (2007:79)
La comprensión de los textos martianos
En los textos martianos se produce la unidad dialéctica de lo singular y lo general en tanto ellos exponen un cuadro concreto de la vida humana, o sea, su representación individualizada. No obstante, aunque se individualice la representación artística, al percibir las imágenes creadas por Martí, se superan los hechos inmediatos que se representan ya que el hecho artístico es un hecho corregido que contiene lo esencial y característico de la vida.
Esta relación dialéctica de lo singular y lo general encuentra en el estilo martiano, un recurso fecundo de creación. El análisis de la creación martiana y de su estilo irrepetible está indisolublemente ligado a la historia personal, a los rasgos psicológicos del escritor para sentir el mundo a través de la fuerza de su imaginación.
Es por ello que el estilo martiano sintetiza una riqueza psíquica y simbólica inigualable, la fuerza elocuente de la imaginación y la plenitud de la encarnación verbal en las imágenes artísticas creadas por el autor. La creación de Martí se manifiesta en varios géneros y en una policromía de temas. Su palabra, tanto en la prosa como en el verso, fulgura y centellea pues, tal fue su conocimiento del idioma español que logró hacer de este"[…] un instrumento dócil a sus ímpetus, objetivos y propósitos" (Marinello, J. 1980:119).
La concepción de Martí de la lengua como fenómeno vivo, lo hace enriquecerla y renovarla con la utilización de un vocabulario cuya riqueza revela la complejidad del pensamiento de este escritor. El uso de arcaísmos y la creación de neologismos para expresar mejor lo que quiso connotar se evidencian en sustantivos y adjetivos para cuya creación utiliza los sufijos y prefijos de la lengua. Por consiguiente, el estilo martiano constituye una renovación idiomática.
Todos estos elementos, unidos a una peculiar sintaxis que resulta de la inversión o hipérbaton, a la presencia de símiles, de metáforas bellamente insólitas,"[…] de frases elípticas, concisas y exclamativas y de períodos desmesurados" (Anderson, E. 2005:328).
Todas estas peculiaridades que matizan el estilo martiano le conceden a su obra el estatus de obra artística. En relación con respecto a la comunicación mediada por una obra artística, es el mensaje quien adquiere relevancia con su multiplicidad de sentidos y su multiplicidad de interpretaciones, según las distintas formas en que es captado por cada receptor.
Lo anterior tiene relación con lo que Eco, Umberto (1974: 3) en su teoría sobre el lector modelo considera cuando dice: “Lo fundamental en el enfoque del trabajo del lector es la cooperación como una actividad promovida por el propio texto, ya que él puede incentivar inicialmente infinitas interpretaciones e interferencias basadas en cuadros intertextuales, ya que ningún texto se lee independientemente de las experiencias que el lector tiene de otros textos”.
Paralelo a las características de su estilo, los textos martianos son de profundo contenido patriótico, político, axiológico, ético, estético y universal por lo que la lectura de los mismos es una vía para influir decisivamente en la formación de convicciones, valores y sentimientos en las nuevas generaciones. La obra de Martí ha sido objeto de estudio por varios investigadores tales como Vitier, Cintio (1995), Hart, Amando (2007), James, Joel (2003) entre otros, cuyas publicaciones contribuyen a entender la dimensión única y universal de este autor y a connotar la vigencia y trascendencia de su ideario para todos los tiempos.
Investigaciones como las de Cisneros, Susana (2008), Girón, Darmis (2008), Nodal Montesinos, José Daniel; Lahera Ramos, Jesús, Iraola Valdés, Nancy (2009), Concepción Ramos, María (2009), Piñera Concepción, Yadyra De La Caridad (2007) ofrecen alternativas para la comprensión de textos, desde una perspectiva general, y de los textos martianos en particular, que permiten discernir los significados fundamentales y poder adentrarse en la verdad del mundo y del hombre.
Así pues, la verdad de la obra martiana se corrobora de manera magistral en las palabras de Lenin, V. (1984:124) al aseverar: “[…] reconocer la verdad absoluta, es decir, independiente del hombre y de la Humanidad, significa admitir de una manera o de otra, la verdad absoluta”. Por otro lado, el contenido subjetivo de la creación martiana está en la interpretación que da este autor a la realidad que refleja, en la valoración ideológica que realiza mediante una recreación de situaciones concretas de la vida mediante la historia de los caracteres y acontecimientos que se narran en sus obras.
La creación artística de José Martí es epicentro de atención para Gutiérrez Marroquín, Carolina (2009:67), quien desde una perspectiva semiótica, realiza un estudio de la simbología martiana donde revela los símbolos más frecuentes en su obra, los clasifica, refiere las fuentes principales en la conformación de su sistema simbólico. En tal sentido, la obra es fundamental para el desciframiento del pensamiento figurativo del autor y para lograr una mejor comprensión del mismo.
Fornet-Betancourt, Raúl (2008:54) estudia el texto del héroe nacional para dar a conocer el modelo martiano de filosofar y devela los rasgos fundamentales de la praxis filosófica martiana. En síntesis, esta arista es un aporte más al descubrimiento de la polivalente riqueza significativa del texto en la obra de José Martí.
Al texto martiano como creación artística son aplicables los tres ciclos por los que hay que transitar para su análisis, aportados por Roméu, Angelina (2006) de la siguiente manera:
a) Ciclo senso-perceptual: según declara la autora, en este se produce la percepción auditiva sonidos y visual (símbolos gráficos). El buen receptor utiliza índices perceptivos mínimos y no se detiene en información irrelevante. Incluye también el reconocimiento de las palabras y signos auxiliares, lo que supone captar lo que cada palabra significa en el contexto en el que se encuentra.
b) Ciclo sintáctico: Incluye las relaciones que establecen las palabras en la oración, y las oraciones entre sí, teniendo en cuenta que ¨el texto es una unidad semántica que se realiza en oraciones interrelacionadas.
c) Ciclo semántico: Es el más importante de todos pues en él se produce la comprensión de los significados, que constituyen la operación fundamental de todo el proceso.
Se coincide con la autora en los ciclos que ha planteado para un análisis del texto literario en tanto se han concebido tres niveles esenciales que tienen cierta correspondencia con la teoría del conocimiento formulada por Lenin, V.I. (1984: 56) en integración dialéctica con determinados niveles de la lengua. No obstante, en opinión de la autora de esta investigación, es necesario complementar los siglos revelados con uno que es fundamental: el socio-cultural en tanto en este se incluyen los significados pautados por la cultura, el estrato social del lector, la interpretación que realiza del texto de acuerdo con su capital cultural, las relaciones texto/contexto del lector y el contenido pragmático del texto. Este ciclo es integrador y genera junto a los otros, una plusvalía de significados que tiende a exégesis infinitas del mismo.
Todo lo anterior influye decisivamente en la promoción de la lectura, categoría que evidencia una carga variada de connotaciones según los autores que la han definido. El estudio de este concepto deja explicito la no existencia de una unidad criterial en su definición. Así pues, Almazán, S. (2006) la entienden como “actividad social”. Por su parte, Rodríguez, A. (1999) lo define como “conjunto de acciones,” Alfonso Chomat, M. (2002), la asumen como “etapa”, Betancourt y otros, Apud Blanco, I. (2008) la connotan como “cualquier acción”, mientras que para Morales, A. (2005), “es una práctica social”, citados por Núñez Paula, I. (1984:19),
En tal sentido, se asume que la promoción de la lectura “es una práctica social dirigida a transformar positivamente las maneras de percibir, sentir, valorar, imaginar, usar, compartir y concebir la lectura como construcción sociocultural. Implica todas aquellas actividades que propician, ayudan, impulsan y motivan un comportamiento lector favorable e intenso Morales, A. (2005).
La anterior definición se asume ya que al ser práctica social, contiene una esencia transformadora de los procesos mentales y socioculturales que median en la lectura.
Autora: MSc.Gertrudis Reyes Sánches
Centro de Procedencia: Universidad de Ciencias Pedagógica “Frank País García“. Centro de Documentación.
Recibido noviembre 2011 - Aprobado diciembre 2011
Resumen
La lectura es un proceso que permite entrar en contacto con el lenguaje escrito, se hace necesario que el lector esté en condiciones de captar el mensaje, de percibir la información contenida en el lenguaje y muy en especial con la lengua literaria. Este último nos ofrece inagotables posibilidades, pero para ello se hace necesario que se perfeccione el hábito de lectura y tenga por esta vía mas acceso a la comprensión profunda de las páginas escritas, es decir un proceso de comprensión lectora que permita comprender el significado exacto y preciso de las palabras y las expresiones en sentido figurado; retener los datos e informaciones que la lectura encierra; organizar el argumento en la secuencia de lo leído para poder resumir, generalizar y establecer asociaciones; diferenciar los hechos de las opiniones del autor; lo real de lo fantástico y realizar valoraciones en las que expresen opiniones o comentarios personales; interpretar lo leído para determinar las ideas principales del texto; descubrir su mensaje, su significación general; apreciar en forma elemental las características del texto, es decir, su tono afectivo, los sentimientos expresados y la belleza del lenguaje y extrapolar el significado del texto a su vida personal, aplicarlo creadoramente a otros contextos.
Palabras claves: motivación, lectura, comprensión de textos, textos martianos
Title: Reading and its comprehension.
La lectura es un proceso que permite entrar en contacto con el lenguaje escrito, se hace necesario que el lector esté en condiciones de captar el mensaje, de percibir la información contenida en el lenguaje y muy en especial con la lengua literaria. Este último nos ofrece inagotables posibilidades, pero para ello se hace necesario que se perfeccione el hábito de lectura y tenga por esta vía mas acceso a la comprensión profunda de las páginas escritas, es decir un proceso de comprensión lectora que permita comprender el significado exacto y preciso de las palabras y las expresiones en sentido figurado; retener los datos e informaciones que la lectura encierra; organizar el argumento en la secuencia de lo leído para poder resumir, generalizar y establecer asociaciones; diferenciar los hechos de las opiniones del autor; lo real de lo fantástico y realizar valoraciones en las que expresen opiniones o comentarios personales; interpretar lo leído para determinar las ideas principales del texto; descubrir su mensaje, su significación general; apreciar en forma elemental las características del texto, es decir, su tono afectivo, los sentimientos expresados y la belleza del lenguaje y extrapolar el significado del texto a su vida personal, aplicarlo creadoramente a otros contextos.
Palabras claves: motivación, lectura, comprensión de textos, textos martianos
Title: Reading and its comprehension.
Author: MSc. Lic. Gertrudis Reyes Sánchez
Place of work : University of Pedagogical Sciences “Frank País García“. Department : Library.
Abstract:
Reading is a process that allows getting in contact with the written language, it is necessary for the reader to be in under condition to receive the message, of perceiving the information contained in the language and very special, that of the literature language. The last offers us endless possibilities, but due to this, it necessary the perfection of reading habits and by means of this via to have accede to deep comprehension of the written pages, that is to say, a process of reading comprehension that allows to understand the exact and accurate meaning of words and expressions in figurate sense, retaining data and information within the reading; organizing the argument in the sequence of what had been read so as to summarize, generalize, and to establish associations, to differentiate the facts of opinions or personal comments; to interpret what had been read so as to get the main ideas, the real and the fantastic valuations; to discover the message, its general meaning to appreciate in an elemental way the characteristic of the text, that is to say, its effective tone, the e feelings that are expressed and the beauty of the language, also to explore the meaning of the text to one personal live, and apply it in a creative way to other contexts.
Reading is a process that allows getting in contact with the written language, it is necessary for the reader to be in under condition to receive the message, of perceiving the information contained in the language and very special, that of the literature language. The last offers us endless possibilities, but due to this, it necessary the perfection of reading habits and by means of this via to have accede to deep comprehension of the written pages, that is to say, a process of reading comprehension that allows to understand the exact and accurate meaning of words and expressions in figurate sense, retaining data and information within the reading; organizing the argument in the sequence of what had been read so as to summarize, generalize, and to establish associations, to differentiate the facts of opinions or personal comments; to interpret what had been read so as to get the main ideas, the real and the fantastic valuations; to discover the message, its general meaning to appreciate in an elemental way the characteristic of the text, that is to say, its effective tone, the e feelings that are expressed and the beauty of the language, also to explore the meaning of the text to one personal live, and apply it in a creative way to other contexts.
KEY WORDS: motivation, reading, compression text , text comprehension
Introducción
Durante todo el proceso de formación del hombre debe garantizarse el desarrollo de la comprensión de la lectura. De ahí, que deba establecerse una visión de enseñanza del lenguaje como una función psíquica superior que sirva de comunicación y favorezca la comprensión de la personalidad del individuo, la apropiación de los valores culturales, sociales y morales de su cultura tanto externa como interna.
Como referente de esta investigación se tuvo en cuenta el enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural (Roméu, Angelina 2004:23), que parte de la concepción dialéctico-materialista acerca del lenguaje, que lo define como medio esencial de cognición y comunicación social.
La lectura supone la posibilidad por parte del sujeto de realizar un intercambio de ideas pertinentes y necesarias para el desarrollo de su vida personal y social. En tal sentido, el enfoque socio-histórico-cultural de Vigotsky, L. (1999:110) aporta una interpretación dialéctico-materialista de la relación hombre/ mundo y el fundamento psicológico en el que descansa el abordaje de esta temática.
Este enfoque, además, se centra en el desarrollo de la personalidad del individuo, en el papel determinante de las relaciones sociales, en la formación de la individualidad, la relación entre el individuo y la sociedad y la irrepetibilidad de ese individuo. Se basa también en el concepto de actividad y su papel en la apropiación de la cultura humana y en el carácter activo de los procesos psíquicos.
En la lectura se establece un proceso comunicativo que media entre los hombres, los objetos del proceso de interiorización y la formación del conocimiento, aspectos que constituyen presupuestos de la teoría de la actividad verbal establecidos por Vigotsky y Leontiev y que orientan este estudio.
La comunicación a través de la lectura no es un simple proceso de intercambio de información. Para esta autora la comunicación constituye un campo de creación. Por consiguiente, la comunicación, particularmente a través de la lectura, es para la cultura un eje transversal pues se erige en instrumento de difusión y creación de sentidos.
El hombre, al compartir información por medio de la lectura, crea y recrea significados a través de la utilización de distintos sistemas de comunicación. La cultura tiene en la comunicación a través del lenguaje verbal un recurso esencialmente creativo para su transmisión, su apropiación y su perpetuación. La comunicación, en este sentido se sustenta en el texto (Vilches, 1993:56), citado por Frómeta, Elaine, (2007:54) el cual se erigen como entidad comunicativa esencial dependiente de la cultura donde se expresa una intención comunicativa. El texto es susceptible a admitir una determinada variabilidad en sus perspectivas de lectura.
En todo acto comunicativo hay relación entre, emisor y receptor este último pretende con el texto la emisión de determinado mensaje al receptor. Las lecturas que se realicen de estos textos serán tantas como receptores se hayan involucrados en este proceso. De lo anterior se infiere que el texto no constituye un espejo fiel de la realidad, en él ya existe la imagen del lector.
El texto como unidad comunicativa ha sido estudiado desde una perspectiva lingüística en los trabajos de Roméu, A. (1999:27); Bernández, Enrique (1982:10), y que ha sido enriquecido por la semiótica y se comprende como “[…] una entidad de producción e interpretación comunicativa que constituye una manifestación discursiva coherente a través de la cual se puede llevar a cabo distintas estrategias de comunicación” (Lotman, I. 1982:9).
El texto y la textualidad, considerados bajo una óptica semiótica, adquieren grandes dimensiones, por lo que no sorprende que Zunzunegui, Santos (1992: 78), tras definir el texto como “secuencia de signos que produce sentido”, puntualice: “Texto en el que el sentido no se produce por la suma de significados parciales de los signos que lo componen, sino a través de su funcionamiento textual”.
Como se aprecia en esta definición, y es una idea que se comparte el texto no es una unidad exclusiva de la lingüística sino que en él figuran aspectos de la pragmática, de la sociología, de la comunicación, de la semiótica del discurso, a los cuales se les confiere relevancia por dimensionar su naturaleza comunicativa.
La lingüística textual no sólo enfoca la lengua como un sistema de signos donde se establecen determinadas estructuras y las reglas que rigen las combinaciones entre ellas; sino también estudia el uso de la lengua dependiendo del contexto y la intención que la matizan. Consecuentemente, esta autora considera pertinente la relevancia de la pragmática del texto la cual estudia las relaciones entre texto y contexto, particularizando en las condiciones y reglas para que los diferentes enunciados resulten idóneos según sus contextos.
En el texto se distinguen ciertas propiedades como la adecuación, la coherencia y la cohesión. La adecuación radica en seleccionar la variedad de lengua más idónea para la situación concreta que se produce. La coherencia, por su parte es la propiedad semántica principal del texto (Van Dijk, T. 1982:76). Mediante ella el texto se comprende como una unidad donde sus partes integrantes se encuentran relacionadas entre sí, y con el contexto y la situación en la que se produce el mismo. Es la ilación lógica de los enunciados del texto que permite la progresión de las ideas hasta completar el contenido temático. La coherencia sustenta la conformidad de lo expresado con las normas lingüísticas y con el conocimiento del mundo. Esta cualidad se expresa en el plano semántico y aporta claridad, precisión y solidez.
Finalmente, la cohesión se refiere a las articulaciones gramaticales del texto. Tiene en cuenta, además, los medios de expresión mediante los cuales se mantiene la secuencia lógica de los enunciados del texto.
Estas cualidades que distinguen al texto lo convierten en un eficiente mediador de la formación cultural, proceso que se sustenta en la ley genética general del desarrollo cultural expuesta por Vigostky en los siguientes términos: “En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológica)” (1999:94).
De acuerdo con esta concepción, las funciones psicológicas superiores están sujetas a un proceso de internalización progresiva que va desde lo social a lo intraindividual o intrapsicológico, donde se experimentan cambios a partir de una reconstrucción cualitativamente diferente. Debido al carácter social de los procesos mentales del ser humano, el lenguaje y la cultura adquieren un papel mediador en función de los significados que el individuo elabora en virtud de su propia organización cognitiva interna. Las funciones mentales superiores alcanzan un mayor nivel de elaboración, cuando se sustentan en una transformación que se suscita ante la presencia de una actividad mediadora como la lectura.
En el desarrollo de las funciones mentales superiores alcanza un rol significativo la internalización, definida como “[…] la reconstrucción interna de una operación externa” (Vigotsky, 1999:92), esto es, la incorporación al plano individual, intrapsicológico, de lo que previamente ha pertenecido al ámbito de nuestras interacciones con los demás. Como resultado de este proceso, el sujeto se apropia de la experiencia histórico-social acumulada expresada en modos de actuación, conocimientos, habilidades, capacidades, valores; es decir; de la cultura. Este internalización que primero ocurre de un modo externo, influye de manera determinante en su plano interno permitiéndole relacionarse con las representaciones, palabras y signos. Los procesos que se desarrollan en el plano interno del sujeto como resultado de la internalización regulan su conducta, orientan y determinan el contenido de sus representaciones, valores, ideas y valoraciones.
Leer implica comprender y se comprende el texto cuando se le atribuye sentido o sea, cuando es capaz de relacionarlo con aquello que ya tiene incorporado a su capital cultural y con aquellas cuestiones que resultan de su interés. Por consiguiente, la comprensión del texto depende de la visión que tiene cada persona del mundo y de sí misma. De ahí que un texto produce un infinito número de exégesis pues depende de las motivaciones, de la historia personal, de las relaciones afectivas que el lector establezca con este.
La comprensión deviene proceso de elaboración del significado mediante la aprehensión de las ideas relevantes del texto y vincularlas con aquellas que ya se tienen.
La compresión del texto, aspecto ampliamente analizado por investigadores entre los que figuran, Ganelin,I. (1978), Roméu, A. (1992), Ávila, M. (1994), Mañalich, R. (2001), Paz, A. (2003), Grass, E. (2004), los cuales la enfocan como un proceso gradual que conlleva al descubrimiento de lo esencial, a la captación exacta del pensamiento del autor del texto, a la valoración más o menos profunda del significado, a la activación de los conocimientos previos para inferir eficientemente el significado. A pesar de estos puntos convergentes, cada autor la refiere de un modo sui generis.
Así pues, Gell, Adia (2000:35) refiere la comprensión como un proceso intelectual en el cual el mensaje transmitido mediante imágenes, colores, sonidos y movimientos, es portador de una significación dada o expresada con diferentes medios la cual hay que recepcionar¨. En tal sentido, la comprensión de texto es un proceso complejo en el cual se activan las estructuras de conocimientos y la representación semántica de la información del texto que se lee. Por ello constituye una actividad mental que revela los más profundos significados textuales a través de niveles que interactúan.
La comprensión de texto es para Roméu, Angelina (2004) “discernir el texto, determinar y precisar la información que el mismo contiene; por lo que entonces definimos a la comprensión lectora como el proceso de interacción del estudiante-lector y el texto”.Desde la óptica de Emilio Sánchez, Migue (1989), comprender un texto es entrar en él y trascenderlo, integrando las ideas del texto con las del lector. Comprender implica considerar las sugerencias y pistas del propio texto sobre cómo ordenar, diferenciar e interrelacionar las ideas.
Según la investigadora Cisneros, Susana (2008), la comprensión de textos es un proceso de reducción en el que permanecen los significados más relevantes. Es además, un proceso a través del cual el lector elabora un significado en su interacción con el texto (Anderson y Pearson, 1984) citado por Frómeta, Elaine.(2007:39) En este concepto de comprensión de texto aparecen involucrados elementos tales como: el reconocimiento de palabras y oraciones, la habilidad del lector de reconocer la idea general y principal del texto, así como hacer un resumen de lo que ha interpretado y el conocimiento acumulado como parte de su propia cultura general integral.
En el estudio de la comprensión textual, varias ciencias han realizado aportes importantes que deben tenerse en cuenta en función de la formación cultural de los sujetos: Así pues, las teorías cognitivas, como apunta Cisneros, S. (2010:2) “[…] permiten identificar la organización textual. Lo cual implica: observar el recorte del tema, identificar la trama; "re-conocer" la macroestructura de dicha organización conforme a esquemas específicos; reconocimiento de "estrategias superestructurales”…los estudios realizados sobre los marcadores discursivos ponen de relieve que ellos "son pistas para que el lector pueda interpretar mejor el texto".
Por otro lado, comenta la misma autora que la Lingüística Textual y las Tipologías Textuales permiten el reconocimiento de la modalidad discursiva y de sus características. Ello implicará la llamada literacidad crítica apuntada por Cassany, D., (2007) citado por Frómeta, Elaine.(2007: 45), que supone poder construir la intención y la ideología del emisor a partir de lo que refiere en su texto, de la postura que adopta con respecto a lo que dice, entre otros aspectos.
Otros estudios en el campo Pragmática, la teoría de Actos de Habla y el Análisis del Discurso, los que permiten construir un "sentido" del texto. Ello supone para Cisneros, S., (2010:2) "interpretar" el texto a partir de la interacción texto-lector, esto es, a partir de la proyección de los conocimientos”. Esta perspectiva posibilita que el texto se enriquezca ininterrumpidamente ya que el mismo es portador de espacios semióticos de significación que se cargan a partir de la subjetividad y universo cultural y simbólico de cada receptor.
La comprensión del texto lingüístico implica la transición por diferentes niveles de comprensión, sin embargo, no todos los autores coinciden en relación a los mismos. En esta investigación, la autora se adhiere a los niveles señalados por Roméu, Angelina (2004) quien los esboza de la siguiente manera:
1- Nivel de traducción: en este, el lector debe hacer una lectura inteligente del texto, descubrir los tres significados del texto (literal, complementario o cultural e implícito) y responder la pregunta ¿Qué dice en el texto?
2- Nivel de interpretación: se asume una actitud ante el texto, se corresponde con una lectura crítica y responde a la pregunta ¿Qué opino del texto? ¿Qué valoración puedo hacer de su mensaje?
En este nivel es válido apuntar la diferenciación que realizan algunos autores con respecto al proceso de interpretación. Roméu, A. (1992), Morales, A. (1994), Sole, Isabel (1996) y Carmenate, L. (2001), lo asumen como una etapa de alto nivel de la comprensión o comprensión para sí donde el lector mantiene un papel protagónico en la captación de la esencia del texto y le atribuye un sentido personal al mismo.
3- Nivel de extrapolación: se establecen relaciones entre el contenido del texto con la realidad, con la experiencia, con otros textos. El texto desemboca en otros textos posibles. Se corresponde con la lectura creativa y responde a la pregunta ¿Para qué me sirve el texto?
Para lograr el tránsito por los niveles anteriormente señalados es necesario adscribirse a los presupuestos metodológicos que orientan el tratamiento a la lectura. Para ello se delinean tres fases. La primera, antes de la lectura, es aquella que se orienta a activar los mecanismos de predicción, de anticipación, el capital cultural primario que posee el lector sobre la temática objeto de la lectura. La segunda fase, durante la lectura, tiene como objetivo la captación de los significados del texto a través de una lectura intensiva del mismo mediado por actividades y la última, después de la lectura, es para potenciar el desarrollo de la independencia y la creatividad a partir de la aplicación de lo leído.
La eficiencia del proceso de comprensión está íntimamente relacionado con estrategias de comprensión de la lectura, las que son, una serie de conocimientos y habilidades que el lector puede emplear para adquirir, retener, integrar y recuperar información.
De acuerdo con los criterios de la investigadora Cisneros, S., (2010), las estrategias se clasifican en selectivas y generativas o de elaboración. Las primeras se orientan hacia la creación de una imagen global del texto o sea, hacia la lectura rápida, la lectura para atender aspectos de la información o para identificar el significado de palabras. Las segundas, se orientan al procesamiento intensivo y en profundidad de la información contenida en el texto. Ello implica todo tipo de actividad intelectual y habilidades que se puedan realizar con la información.
Estas estrategias también son extensibles al texto martiano, síntesis de un arte depurado que es fuente gnoseológica y de goce estético. En él, tanto el plano semántico como el plano de la expresión de la lengua están dominados por la intención del escritor. La intención semántica se refiere al suceder imaginario, integrado por elementos de la realidad, pero estructurados en una nueva combinación para que se aprecie de la manera como el escritor los propone, es decir, recreados. La intención formal se refiere a la expresión estética, que trata de influir en nuestra sensibilidad para que apreciemos la belleza del texto martiano.
Los presupuestos teóricos anteriores son pertinentes en la captación del sentido y los significados de los textos martianos, cuyo lenguaje se caracteriza por ser connotativo, lleno de imágenes que cobran formas en las palabras, cuyo objeto de representación es el hombre en el proceso de la vida, mostrado en toda la complejidad y diversidad de sus relaciones con la realidad. (Timofeiev, 1979), citado por Frómeta, Elaine, (2007:79)
La comprensión de los textos martianos
En los textos martianos se produce la unidad dialéctica de lo singular y lo general en tanto ellos exponen un cuadro concreto de la vida humana, o sea, su representación individualizada. No obstante, aunque se individualice la representación artística, al percibir las imágenes creadas por Martí, se superan los hechos inmediatos que se representan ya que el hecho artístico es un hecho corregido que contiene lo esencial y característico de la vida.
Esta relación dialéctica de lo singular y lo general encuentra en el estilo martiano, un recurso fecundo de creación. El análisis de la creación martiana y de su estilo irrepetible está indisolublemente ligado a la historia personal, a los rasgos psicológicos del escritor para sentir el mundo a través de la fuerza de su imaginación.
Es por ello que el estilo martiano sintetiza una riqueza psíquica y simbólica inigualable, la fuerza elocuente de la imaginación y la plenitud de la encarnación verbal en las imágenes artísticas creadas por el autor. La creación de Martí se manifiesta en varios géneros y en una policromía de temas. Su palabra, tanto en la prosa como en el verso, fulgura y centellea pues, tal fue su conocimiento del idioma español que logró hacer de este"[…] un instrumento dócil a sus ímpetus, objetivos y propósitos" (Marinello, J. 1980:119).
La concepción de Martí de la lengua como fenómeno vivo, lo hace enriquecerla y renovarla con la utilización de un vocabulario cuya riqueza revela la complejidad del pensamiento de este escritor. El uso de arcaísmos y la creación de neologismos para expresar mejor lo que quiso connotar se evidencian en sustantivos y adjetivos para cuya creación utiliza los sufijos y prefijos de la lengua. Por consiguiente, el estilo martiano constituye una renovación idiomática.
Todos estos elementos, unidos a una peculiar sintaxis que resulta de la inversión o hipérbaton, a la presencia de símiles, de metáforas bellamente insólitas,"[…] de frases elípticas, concisas y exclamativas y de períodos desmesurados" (Anderson, E. 2005:328).
Todas estas peculiaridades que matizan el estilo martiano le conceden a su obra el estatus de obra artística. En relación con respecto a la comunicación mediada por una obra artística, es el mensaje quien adquiere relevancia con su multiplicidad de sentidos y su multiplicidad de interpretaciones, según las distintas formas en que es captado por cada receptor.
Lo anterior tiene relación con lo que Eco, Umberto (1974: 3) en su teoría sobre el lector modelo considera cuando dice: “Lo fundamental en el enfoque del trabajo del lector es la cooperación como una actividad promovida por el propio texto, ya que él puede incentivar inicialmente infinitas interpretaciones e interferencias basadas en cuadros intertextuales, ya que ningún texto se lee independientemente de las experiencias que el lector tiene de otros textos”.
Paralelo a las características de su estilo, los textos martianos son de profundo contenido patriótico, político, axiológico, ético, estético y universal por lo que la lectura de los mismos es una vía para influir decisivamente en la formación de convicciones, valores y sentimientos en las nuevas generaciones. La obra de Martí ha sido objeto de estudio por varios investigadores tales como Vitier, Cintio (1995), Hart, Amando (2007), James, Joel (2003) entre otros, cuyas publicaciones contribuyen a entender la dimensión única y universal de este autor y a connotar la vigencia y trascendencia de su ideario para todos los tiempos.
Investigaciones como las de Cisneros, Susana (2008), Girón, Darmis (2008), Nodal Montesinos, José Daniel; Lahera Ramos, Jesús, Iraola Valdés, Nancy (2009), Concepción Ramos, María (2009), Piñera Concepción, Yadyra De La Caridad (2007) ofrecen alternativas para la comprensión de textos, desde una perspectiva general, y de los textos martianos en particular, que permiten discernir los significados fundamentales y poder adentrarse en la verdad del mundo y del hombre.
Así pues, la verdad de la obra martiana se corrobora de manera magistral en las palabras de Lenin, V. (1984:124) al aseverar: “[…] reconocer la verdad absoluta, es decir, independiente del hombre y de la Humanidad, significa admitir de una manera o de otra, la verdad absoluta”. Por otro lado, el contenido subjetivo de la creación martiana está en la interpretación que da este autor a la realidad que refleja, en la valoración ideológica que realiza mediante una recreación de situaciones concretas de la vida mediante la historia de los caracteres y acontecimientos que se narran en sus obras.
La creación artística de José Martí es epicentro de atención para Gutiérrez Marroquín, Carolina (2009:67), quien desde una perspectiva semiótica, realiza un estudio de la simbología martiana donde revela los símbolos más frecuentes en su obra, los clasifica, refiere las fuentes principales en la conformación de su sistema simbólico. En tal sentido, la obra es fundamental para el desciframiento del pensamiento figurativo del autor y para lograr una mejor comprensión del mismo.
Fornet-Betancourt, Raúl (2008:54) estudia el texto del héroe nacional para dar a conocer el modelo martiano de filosofar y devela los rasgos fundamentales de la praxis filosófica martiana. En síntesis, esta arista es un aporte más al descubrimiento de la polivalente riqueza significativa del texto en la obra de José Martí.
Al texto martiano como creación artística son aplicables los tres ciclos por los que hay que transitar para su análisis, aportados por Roméu, Angelina (2006) de la siguiente manera:
a) Ciclo senso-perceptual: según declara la autora, en este se produce la percepción auditiva sonidos y visual (símbolos gráficos). El buen receptor utiliza índices perceptivos mínimos y no se detiene en información irrelevante. Incluye también el reconocimiento de las palabras y signos auxiliares, lo que supone captar lo que cada palabra significa en el contexto en el que se encuentra.
b) Ciclo sintáctico: Incluye las relaciones que establecen las palabras en la oración, y las oraciones entre sí, teniendo en cuenta que ¨el texto es una unidad semántica que se realiza en oraciones interrelacionadas.
c) Ciclo semántico: Es el más importante de todos pues en él se produce la comprensión de los significados, que constituyen la operación fundamental de todo el proceso.
Se coincide con la autora en los ciclos que ha planteado para un análisis del texto literario en tanto se han concebido tres niveles esenciales que tienen cierta correspondencia con la teoría del conocimiento formulada por Lenin, V.I. (1984: 56) en integración dialéctica con determinados niveles de la lengua. No obstante, en opinión de la autora de esta investigación, es necesario complementar los siglos revelados con uno que es fundamental: el socio-cultural en tanto en este se incluyen los significados pautados por la cultura, el estrato social del lector, la interpretación que realiza del texto de acuerdo con su capital cultural, las relaciones texto/contexto del lector y el contenido pragmático del texto. Este ciclo es integrador y genera junto a los otros, una plusvalía de significados que tiende a exégesis infinitas del mismo.
Todo lo anterior influye decisivamente en la promoción de la lectura, categoría que evidencia una carga variada de connotaciones según los autores que la han definido. El estudio de este concepto deja explicito la no existencia de una unidad criterial en su definición. Así pues, Almazán, S. (2006) la entienden como “actividad social”. Por su parte, Rodríguez, A. (1999) lo define como “conjunto de acciones,” Alfonso Chomat, M. (2002), la asumen como “etapa”, Betancourt y otros, Apud Blanco, I. (2008) la connotan como “cualquier acción”, mientras que para Morales, A. (2005), “es una práctica social”, citados por Núñez Paula, I. (1984:19),
En tal sentido, se asume que la promoción de la lectura “es una práctica social dirigida a transformar positivamente las maneras de percibir, sentir, valorar, imaginar, usar, compartir y concebir la lectura como construcción sociocultural. Implica todas aquellas actividades que propician, ayudan, impulsan y motivan un comportamiento lector favorable e intenso Morales, A. (2005).
La anterior definición se asume ya que al ser práctica social, contiene una esencia transformadora de los procesos mentales y socioculturales que median en la lectura.
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