CONCEPTO DE DISCIPLINA ESCOLAR
La disciplina negativa
Los encargados de la educación y enseñanza en las escuelas parecen dar por sentado que los alumnos ya deben traer de sus casas un entrenamiento disciplinario que les permita dedicarse a sus labores sin mayor complicación. Cuando se encuentran con estudiantes que exhiben conductas que consideran inadecuadas, se toman como excepciones que deben ser corregidas con la aplicación de reglas punitivas. A cada tipo de “mala conducta” corresponderá una determinada sanción dependiendo de la gravedad y de la reincidencia de la misma. Para esta función existen los llamados comités de disciplina. Generalmente, como ya he anotado, los directores y docentes no acostumbran a ser autocríticos de su propia actuación y de los sistemas disciplinarios que rigen la vida escolar, cargando la culpa de tales conductas a las familias o al deseo de los alumnos de dar problemas. No se visualiza la disciplina como parte de un currículo, como una enseñanza importante y básica, por lo tanto no se planifican acciones en este sentido que sean parte de los proyectos del centro escolar. Se actúa de forma emergente cuando surge algún tipo de conflicto sin ningún tipo de planificación preventiva, ni con la guía de parámetros previamente establecidos que permitan ayudar al estudiante a superar sus problemas de disciplina.
Las formas habituales de enfrentar las conductas perturbadoras son los regaños, los consejos moralizadores, quejas a los padres, enfrentamiento con el alumno, las sanciones, las expulsiones o el rechazo. Ninguna de tales respuestas suele ser efectiva siendo únicamente modos de castigo sin ningún tipo de finalidad educativa. Se puede equiparar muchas veces a la disciplina autoritaria y represiva a la que aludía en el capítulo anterior, incluso con formas de venganza: “Como me estás fastidiando, ¡ahora verás lo que te va a pasar!”
Las respuestas acostumbradas a las conductas consideradas inapropiadas de un alumno son:
La advertencia o el consejo moralizador.
El regaño fuerte, en ocasiones con expresiones ofensivas.
La nota con quejas a los padres.
Adjudicación de una mala nota en conducta o reducción de la calificación obtenida en la asignatura en cuya clase se dio la conducta no deseada.
Las sanciones menores como privar del recreo, hacer una plana de castigo, mandar fuera del aula, y aún en ciertas escuelas, una halada de oreja, un golpe con una regla u otra clase de agresión física.
35
Sanciones mayores como la expulsión por uno o más días o definitiva.
Se trata de un tipo de disciplina negativa basada más en la reprimenda, el castigo, la amenaza, centrada en la mala conducta y que utiliza fundamentalmente los castigos, las amenazas y los enfrentamientos con el alumno. Es una forma de corregir es:
Punitiva (centrada en el castigo, en la sanción).
Represiva (contiene, refrena o castiga desde una posición de poder).
Antidemocrática (no favorece el diálogo ni la exposición de argumentos entre los educadores y el educando).
Antipedagógica (solamente aplica castigos, no enseña ni permite el razonamiento).
Injusta (no toma en consideración una variedad de factores que influyen en la conducta del alumno).
Ineficaz la mayor parte de las veces (no logra mejorar sustancialmente los problemas de disciplina ni motivar al niño o joven por aplicarse a los estudios y al trabajo en el aula).
Causa de resentimiento, ira y otros sentimientos negativos en el alumno.
Causa de malestar en los padres que ven el asunto como una insidia de los docentes o de la dirección de la escuela contra su hijo o hija. Las quejas continuadas a padres que ya de por sí están muy abrumados por otros problemas, o que son proclives a la violencia, los induce algunas veces a agredir al docente en plena clase o en los pasillos de la escuela.
Fomenta situaciones de crisis y de alteración de las relaciones entre los padres y el estudiante cuando aquellos se la pasan regañándolo, criticándolo y castigándolo en la casa por causa de las quejas y sanciones repetidas de la escuela.
Propiciadora del maltrato físico o psicológico de parte de los padres que reaccionan con irritación ante las quejas de la escuela. Se dan casos de padres muy iracundos que reaccionan golpeando al niño en la misma delante de sus compañeros, con la complacencia del maestro o maestra que ha motivado con sus quejas esa agresión y que parece querer transmitir a sus alumnos este mensaje: “Ven lo que pasa cuando se portan mal”.
Contraproducente ya que en vez de obtener la corrección de la conducta del alumno, suele empeorarla muchas veces llegando incluso a generar en este el deseo de desertar de la escuela en los años de la secundaria.
36
Los docentes necesitan saber que los niños no llegan a la escuela, en término generales, con un entrenamiento disciplinario totalmente logrado. Aún necesitan desarrollar habilidades que le irán permitiendo poco a poco lograr la autodisciplina: La motivación, el autocontrol, el desarrollo de habilidades de atención-concentración, de razonar y reaccionar con mesura en situaciones conflictivas y de poder adaptarse al trabajo en grupo para la consecución de metas. A la institución escolar corresponde también trabajar la consecución de estas habilidades en los niños desde muy temprano. Existen además situaciones específicas personales, familiares y sociales que hacen que un alumno madure en este sentido. Muchos niños procedentes de familias con muy bajo nivel social y cultural, así como otros que viven en barriadas donde es común el conflicto entre vecinos, entre jóvenes o con las autoridades policiales, acuden a las aulas escolares predispuestos a actos de violencia, de desafío, o poco motivados por el esfuerzo académico. Los alumnos que están en estas condiciones son los que más fácilmente son empujados al abandono de la escuela y a un agravamiento de su comportamiento con el tipo de disciplina negativa que tradicionalmente se aplica en los centros escolares. A los niños con condiciones discapacitantes, físicas o mentales, se les hace también más difícil lograr hábitos de disciplina por sus problemas de comprensión, su impulsividad, y sus experiencias de sobreprotección que no los ayudan a madurar en sus conductas adaptativas.
La disciplina escolar hace mucho énfasis en aspectos que realmente no tienen mayor trascendencia para la formación de una persona, pero que se toman, por razón de prejuicios muy arraigados en la sociedad tradicionalista y conservadora como, por ejemplo, el tipo de peinado, el largo o corto del cabello, la utilización de cierta prendas, el milímetro de más o de menos de una falda en las niñas, si la corbata está bien colocada, si un día el estudiante no llevó los zapatos del color que exige el uniforme, etc. En la mayor parte de los países de Europa y de los Estados Unidos no se dan estas restricciones ni tal tipo de exigencias relacionadas con el aspecto o el vestido de una persona, con excepción de aquellos casos en los que ya se raya en lo excesivo o en lo demasiado exótico. Al fin y al cabo siempre habrá unos límites en la forma en que nos presentamos ante los demás en determinadas situaciones, pero siempre dentro de un amplio margen. Cuantas más reglas hay que observar más fácil es caer en la reprimenda y el castigo lo cual no es para nada beneficioso.
Si la observancia de tantos detalles como los mencionados tuviera una importancia clave para el desarrollo de la personalidad, de la conducta cívica o moral, entonces los adultos que asistieron a escuelas oficiales en aquellos países donde no se dan tales exigencias tendrían que ser personas desordenadas, sin conciencia de la pertinencia de sus conductas y de sus hábitos sociales o cívicos, lo que realmente no ocurre. En una ocasión, a uno de los hijos del autor de este libro, lo devolvieron de la escuela (privada) a la casa, lo que tuvo que hacer varios kilómetros caminando, porque llevaba en la nuca una colita de cabello de cuatro o cinco centímetros de largo. La excusa dada por el docente que lo castigó (un sacerdote): Porque ¡podía distraer a los compañeros!
37
No quiero dar a entender que estoy en contra del uniforme escolar para aquellas escuelas que así lo deseen, pero pienso que no es algo que sea imprescindible para la formación integral de la persona. Su utilidad principal es la de ayudar a la economía de la familia. Si lo que se desea es evitar los inconvenientes que puede acarrear el hecho de que haya estudiantes que opaquen o causen envidia en los demás por verlos llevar ropas caras de marcas famosas, entonces el uso de una bata mientras se está en las labores escolares puede solventar el problema. No obstante, los niños tienen que aprender a convivir con esas diferencias propias de las capacidades económicas de cada familia porque es lo normal en la vida, pero también los padres que pueden darse el lujo de comprar ropas caras a sus hijos o hijos, deben, como parte de la educación de estos, a ser moderados en su presentación cuando están en medio de compañeros y compañeras que no tienen las mismas posibilidades.
En los Estados Unidos de Norteamérica los padres que se oponen a la propuesta de uniformar a los estudiantes de las escuelas oficiales afirman que esa política conspira contra el derecho de expresión de los estudiantes, además de que quieren criar a sus hijos sin la interferencia del gobierno. Aunque se exija el uso de uniforme y existan reglas sobre la presentación personal, es importante evitar tratar las infracciones al mismo con sanciones absurdas que muchas veces se equiparan con las aplicadas a conductas de mayor gravedad. En algunas escuelas se ha llegado al extremo de cortar el cabello a un alumno contra su voluntad, suspender a un alumno de una clase o de la educación física porque no tiene el uniforme completo y otras acciones por el estilo sin ninguna eficacia educativa que además atentan contra los derechos individuales.
Las actitudes autoritarias u hostiles de parte de los docentes pueden ser causa también, aparte de los que ya se han señalado en relación, otros trastornos psicológicos de índole emocional en los niños como:
Estados de ansiedad generalizada o nerviosismo: Los síntomas de la ansiedad son variados pero los más comunes son intranquilidad, desasosiego, dificultades de concentración, problemas de sueño, pulso acelerado, aumento de la frecuencia urinaria, aprehensión.
Fobia escolar o temor a ir a la escuela que se manifiesta con reacciones muy aparatosas, incluso agresivas, cuando se intenta que el niño ingrese al aula.
Estados depresivos muy relacionados con la baja autoestima y el temor. La depresión infantil se expresa con síntomas como la tristeza, el pesimismo, la irritabilidad, cambios en la conducta de alimentación, pérdida de interés en actividades que antes se solían realizar normalmente y disminución del rendimiento académico.
Trastornos psicosomáticos como dolores de cabeza, dolor de vientre, diarreas, vómitos, taquicardias, agravamiento de un asma bronquial o de problemas alérgicos.
38
Algunos alumnos o alumnas aunque no tengan mal comportamiento resultan víctimas del clima de tensión y temor que crean algunos docentes autoritarios que se la pasan castigando u hostigando. El niño o la niña de temperamento más nervioso, lo inseguros y los que no soportan la idea de poder ser alguna vez humillados o sancionados por un docente así, están en riesgo de padecer cualquiera de las situaciones de perturbación emocional como las expuestas.
La disciplina positiva
El concepto de disciplina contrario al que he expuesto es el de la disciplina positiva que se fundamenta en el aprendizaje del autocontrol, la aceptación razonada de las normas y actitudes requeridas para lograr los fines del proceso de enseñanza y aprendizaje, énfasis en los logros y la buena conducta. Utiliza más el elogio, los incentivos, a empatía y es aplicada como parte de un programa planificado de educación escolar. Tanner nos dice que “la disciplina debe tener como propósito contribuir a que profesores y estudiantes alcancen las metas escolares. La educación y la disciplina tienen un mismo fin: Ayudar al niño y al joven a dirigir sus vidas de manera acertada. La disciplina ha de ser dinámica para ayudar al alumno a orientar sus energías hacia la obtención de los objetivos del aprendizaje” (L. N. Tanner: La disciplina en la enseñanza y el aprendizaje, Interamericana, 1980). J. Roca Álvarez afirma que “la única disciplina válida final es la autodisciplina, a la cual se llega mediante un complejo proceso de socialización desde la edad infantil. La disciplina inductiva, es una disciplina razonada, con diálogo y consenso entre el alumnado y el adulto, y no la imposición por este último de normas que hay que cumplir obligatoriamente porque el profesor lo dice” (J. C. Roca Álvarez: Convivencia escolar y medidas para prevenir la conflictividad. Página Web del Concejo Educativo de Castilla y León, 16 de junio de 2007).
La disciplina positiva se caracteriza porque es:
No punitiva (No se centra en el castigo).
Razonada (Permite analizar situaciones, consecuencias y alternativas).
Democrática (Respetuosa de los derechos individuales).
Formativa (Se preocupa de los intereses del niño o joven, desarrolla la autodisciplina y la autonomía).
Justa (No abruma enfatizando negativamente sobre conductas o cosas intrascendentes y no juzga a priori).
Favorecedora de la buena relación entre docente y alumno, y entre docente y padres (Es bien vista por los padres y más aceptada por los alumnos).
Acorde con los diferentes niveles de madurez de los niños.
39
Saludable (No daña emocionalmente al alumno).
Motivadora (Incentiva al alumno a aplicarse más a sus deberes académicos y a colaborar con sus maestros o profesores).
Permite a los docentes desarrollar mejores habilidades en el trato con sus discentes.
La disciplina positiva se identifica con las llamadas disciplinas inductivas y democráticas. La primeras se han definido como “el medio, la herramienta, con la que debe contar el educador para poder guiar y organizar el aprendizaje y al mismo tiempo es un fin para desarrollar en el estudiante los valores y actitudes deseables, que lo conduzcan hacia una autonomía responsable, a través de experiencias que hagan posible el ejercicio de la razón y el dominio de sí mismo” (M. L. Tapia Chávez y M. Felipe Cruz: La disciplina como una práctica inductiva de responsabilidad. Dirección General de Educación Secundaria Técnica. Secretaría de Educación Pública, México).
En relación a la disciplina democrática, Jares la explica como aquella que “no hace uso de la exclusión, el miedo, las amenazas, la sumisión, el silencio como norma, la competitividad y la humillación. En un contexto de disciplina inducida, democrática o positiva se busca la resolución de los conflictos mediante la calma, escuchar activamente, uso de lenguaje respetuoso, la diferenciación entre el problema y la persona, la focalización de atención en el problema, la defensa de las posiciones respetando los sentimientos de la otra parte, saber pedir disculpas cuando se comete una falta, la propuesta de soluciones, la búsqueda de acuerdos y ser respetuosos con los mismos y tener espacios y tiempos para afrontar los conflictos” (X. R. Jares: Resolución de Conflictos desde una perspectiva educativa. www.ucetam.org/actividades/documentos/resolucion_conflictos_perspectiva_educativa. pdf). L
Decálogo comparativo de tipos de disciplina
Disciplina negativa
Disciplina positiva
40
La finalidad entonces, de la disciplina positiva, inductiva o democrática, es formar personas autocríticas, constructivas, respetuosas, que sepan resolver situaciones de conflicto, sanas psicológica y moralmente. Meta importante es la adquisición de la capacidad de controlarse y de organizarse sin necesidad de coacciones o imposiciones externas. En los primeros años de la vida, los niños necesitan que se les den normas a seguir y se les hagan cumplir pero siempre de manera tal que a cada uno según su nivel de desarrollo mental, se le den explicaciones sobre el por qué es importante cumplirlas y asimilarlas, sin actuar de manera agresiva o autoritaria; con cierta firmeza, pero con afecto y consideración. En la medida en la que van teniendo mayor capacidad de comprensión, se les sigue ayudando con explicaciones y diálogos más amplios y profundos con la meta final de que logre la autodisciplina.
• Amenazar
Esquema gráfico del proceso de disciplina positiva
• Culpabilizar
EEE Ad
Ad Adole
1
Emergente
Planificada
2
No es parte de la enseñanza
Parte del currículo escolar
3
No toma en cuenta la diversidad ni los factores que anteceden la conducta
Considera las diferencias y antecedentes de cada alumno
4
Autoritaria; exige sumisión y la obediencia en silencio
Democrática; estimula el diálogo y el razonamiento
5
Centrada en el castigo, en la sanción
Centrada en el estímulo, en los logros
6
No induce a colaborar ni a aprender
Favorece la motivación y el aprendizaje
7
Impuesta
Participativa
8
Ve al alumno como una persona problemática
Ve al alumno como una persona con problemas
9
Atenta contra derechos individuales del alumno(a)
Respeta los derechos individuales del alumno(a)
10
Perjudica las relaciones estudiante-padres
Incide positivamente en las relaciones estudiante-padres
(Adolescencia)
Desarrollo de la disciplina razonada o autodisciplina
Reducción progresiva del control externo
(Edad
preescolar)
41
Disciplina y antecedentes de los educadores
La inclinación a una forma u otra de practicar la disciplina en la escuela por parte de los docentes se relaciona mucho con sus antecedentes personales. Entre las experiencias previas que hacen a un educador más abocado a las posturas autoritarias están:
Haber vivido una niñez poco satisfactoria con experiencias de maltrato o abandono sin que se haya podido superar los traumas derivados.
No haber recibido afecto durante su etapa de crecimiento.
Identificación con formas también autoritarias de sus padres o de quienes ejercieron como tales.
Tener carácter irritable o poco sociable.
No sentir empatía por los niños o la juventud.
Atravesar por problemas familiares: Maritales o de mala conducta de los propios hijos; tener algún familiar con una enfermedad grave.
Confrontar problemas de relación con los colegas o la dirección de la escuela.
Desconocimiento de las etapas evolutivas del niño y de sus necesidades para un crecimiento y desarrollo sanos.
Ignorancia o concepto equivocado de lo que es la disciplina positiva o inductiva.
Convencimiento, por deducción propia o por aprendizaje de sus años de formación como docente de que la mejor manera de tratar la conducta de los alumnos es con “mano dura”.
Padecer trastornos de personalidad (explosiva, paranoide, psicopática).
Poca o ninguna motivación por hacer cambios en sus rutinas educativas.
Es un hecho conocido que en las escuelas y facultades universitarias donde se forman los maestros, la enseñanza de psicología del niño y del adolescente es muy superficial. Igual sucede con los conocimientos de métodos de manejo de conducta y de resolución de conflictos en el contexto educativo. Muchos educadores están conscientes de esa deficiencia y aceptan de buen grado toda la orientación y capacitación que se les puedas brindar para compensarla. No obstante, hay otros que adoptan una posición de autosuficiencia y no aceptan, o lo hacen con desagrado, que se les trate de decir cómo pueden mejorar su trato con los alumnos, de practicar métodos de disciplinas que no sean los tradicionales. La experiencia nos dice que generalmente el maestro o profesor
42
que muestra esta oposición suele ser el o la que reúne una o más de los antecedentes desfavorables citados más arriba. Algunos llegan a decir: “Es que yo soy así y nadie me va a cambiar”. Expresarse de esta manera equivale a decir: “¡Yo soy aquí el o la importante y a los estudiantes no les queda otro remedio que ajustarse a mi carácter y a mis métodos les gusten o no!”. Resulta muy obvio que estos docentes no han logrado comprender realmente de que se trata la pedagogía.
La misma impresión negativa causan aquellos que rechazan tener niños que consideran no aptos para aprender en la escuela como los que están en situación de discapacidad, o los que presentan problemas de disciplina, argumentando que ellos estudiaron para ser maestros de “niños normales”.
Aquí, aparte del desconocimiento de los fines de la pedagogía, se añade el de la diversidad. Cabría preguntarles qué es para ellos, y donde comienza y termina la normalidad a la que aluden, o si solamente identifican esta normalidad con la ausencia de una condición médica. Maestros hay y no pocos, que ante el reto de tener que enseñar a un alumno con problemas para aprender o de disciplina, con o sin condición médica patológica, ponen todo su entusiasmo, buscan información (en libros, revistas, Internet o en otro docente con más experiencia en el tema), crean recursos, forman un lazo afectivo especial con ese estudiante y no descansan hasta que logre éxitos, aunque sean pequeños inicialmente. Se trata pues ante todo de vocación. Cuando esta no existe se esgrimen todo tipo de argumentos, comenzando por el muy trillado de: “Es que no me han dado la capacitación”. La gran diferencia la hace la voluntad y el amor por la profesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
POR FAVOR REALIZA UN COMENTARIO SERIO