Fotos de Psicipedagogo A Su Órden Acarigua Araure https://t.co/MMAaeC69MO— CARMEN TERESA MOLINA (@CARMENLacatira) 16 de diciembre de 2016
En lo que refiere al Lenguaje, lo importante es el estímulo constante, sistemático, adecuado a las condiciones del niño y su familia, desde las etapas más tempranas del desarrollo. A continuación, presentamos una serie de sugerencias para la estimulación lingüística de su hijo:
- Es muy importante permitir situaciones de interacción comunicativa, conversando con él de temas de su interés (juguetes, dibujos animados, programas de televisión, comidas, etc.). Apoyen la conversación con dibujos, láminas, revistas, catálogos de supermercado y/o fotos de personas familiares.
- Establezcan espacios de interacción y juego diariamente en un horario definido, especialmente cuando su hijo se encuentra descansado, sin obligarlo a hacer actividades que no sean de su interés.
- Es importante que dentro de sus juguetes existan objetos figurativos o representativos de la realidad, independiente del sexo, (figuras humanas, animales, tazas, platos, medios de transporte, prendas de vestir, etc.) y materiales para trabajar con las manos (plasticina, lápices de colores, papel, etc.). También se recomienda contar con libros de cuentos coloridos y dibujos atractivos para que le cuente historias (más que leerlas se sugiere que uds. las inventen).
- Clasifiquen juntos los juguetes, dejando en una misma caja todos los animales, en otra los personajes humanos, etc. Una vez terminado el juego, juntos guarden donde corresponde cada objeto.
- Vayan de paseo a distintas partes (el supermercado, la feria, el zoológico, etc.), y comente con él todo lo que ven (háblenle con frases sencillas, gramaticales y con palabras bien articuladas), sin importar si su hijo(a) no le responde. Hagan el ruido y los gestos de los animales, medios de transportes, etc. Siempre nombren los objetos del mundo correctamente (auto y no “papú”) y enséñenle el nombre de los objetos nuevos que va conociendo.
- Siempre explíquenle para qué sirven los objetos y qué características tienen (por ejemplo: ¡mira un calcetín!… es para abrigar tus pies… es de lana… tiene dibujos, etc.).
- Permitan que el niño se exprese, que pida cosas, que reclame, etc. No le pasen todo a penas llore, grite o apunte. Traten de que pida con la mano (dame).
- Enséñenle a escuchar el silencio, la música, los ruidos, las voces de los otros (primero haga el gesto de silencio y luego el de escuchar). Es bueno que aprenda canciones sencillas, como por ejemplo las manitos.
- No le corrijan su expresión oral. Es bueno darle la oportunidad de que se exprese como pueda, sin burlarse de él ni imitarlo. En vez de corregir, aporten nueva información a lo que su hijo dijo y articulen bien cada palabra (por ejemplo si el niño(a) dice: “ato feo”, uds. pueden decir: “¡si!, este auto es muy feo”).
- Pónganle atención cuando hable, mirándolo(a) a los ojos, sin interrumpirlo cuando esté contando algo ni retarlo(a).
- Favorezcan su participación en actividades de carácter social (jardín infantil, grupos de amiguitos, actividades manuales, etc.).
- Si corresponde, castiguenlo, privándolo de aquellas cosas o actividades que le agraden. No use el castigo físico.
Es importante que tomen en cuenta estas recomendaciones, ya que depende de esto, en gran medida, los diferentes avances que presente.
trastornos de la Voz en los Profesores
Fonoaudióloga Tamara Allende
Los trastornos de la voz, comúnmente conocidos como disfonías, se originan por un mal funcionamiento del sistema fonatorio (laringe y cuerdas vocales) y desencadenan alteraciones en la producción de una voz adecuada según las características de edad y sexo. Dichas alteraciones pueden darse a cualquier edad y afectar a personas de distinto género, edad y cultura. No obstante lo anterior, existen poblaciones que son más sensibles a padecer de dichas alteraciones: los niños y los profesionales de la voz.
Cuando hablamos de profesionales de la voz, nos referimos a todas aquellas personas, que utilizan la voz como medio de trabajo. Muchos de los individuos que pertenecen a este grupo, reciben formación acorde con las exigencias que realizan a su sistema fonador (cantantes, actores, locutores, entre otros), por lo que conocen los límites y pueden estar atentos a cualquier cambio en este.
Sin embargo, existe otro grupo de profesionales de la voz, quienes no reciben la formación adecuada en relación a los cuidados que deben procurar a la misma. En este último grupo encontramos a los Profesores.
La carrera de docente es una carrera que implica una fuerte exigencia en cuanto a la voz, y que en Chile, se acompaña de elementos que desfavorecen un correcto cuidado de la misma. Entre estos últimos podemos destacar elementos personales y ambientales, los cuales se describen a continuación:
- Personales: Como se explico con anterioridad, los docentes en Chile no reciben formación académica respecto al buen uso de la voz y de los cuidados de la misma; es decir, carecen de conocimiento en técnica vocal, lo que predispone la utilización de técnicas compensatorias tales como gritar o forzar la musculatura del cuello, provocando daño al sistema de producción de la voz. Además de lo anterior existen factores de riesgo en la población general, que pueden estar presentes también en los docentes, favoreciendo alteraciones del sistema, entre estas encontramos el consumo de tabaco, de alimentos muy condimentados, consumo excesivo de alcohol y de café, entre otras.
- Ambientales: En nuestro país, muchos de los colegios se ubican en zonas especialmente ruidosas, lo que sumado a cursos numerosos (entre 30 y 40 alumnos), provoca que los docentes deban utilizar un volumen de voz excesivamente alto, para darse a entender en la sala de clases y llamar la atención de sus estudiantes. Otros factores a considerar son la acústica de la sala de clase, presencia de elementos irritantes del tracto respiratorio (polvo, alérgenos, etc) y duración de la jornada escolar.
Cuando un docente presenta los factores de riesgo antes descritos podemos encontrarnos con consecuencias tales como irritación e inflamación de las cuerdas vocales y /o esfuerzo e hiperfunción de la musculatura laríngea, las que repetidas en el tiempo pueden generar daño estructural en el sistema fonador.
Debido a los antecedentes antes descritos es que se vuelve de suma importancia, que todos aquellos profesionales que trabajan con la voz, y en especial el personal docente estén atentos frente a cualquier molestia en la zona de la garganta, o cualquier cambio en la calidad de la voz, y consulten a tiempo a los especialistas, fonoaudiólogo y otorrinolaringólogo. De esta manera logramos evitar trastornos mayores los que pueden llegar a requerir intervenciones quirúrgicas y licencias médicas prolongadas.
La disfonía, no es un estado normal de nuestra voz, aún cuando las demandas vocales sean fuertes, por lo que si usted la padece con relativa frecuencia DEBE consultar.
Ser padres de un adolescente: Una difícil y hermosa tarea (parte 1)
Psicóloga Camila Aguiló
¿Qué caracteriza a un adolescente?
- Está en proceso de construcción de identidad.
- Sensación de molestia/extrañeza con sí mismo y con su cuerpo.
- Muy focalizados en sí mismos.
- Intereses y vestimenta muy influenciable por su grupo de pares.
- Variabilidad del humor.
- Aumento de la habilidad de expresarse a través del lenguaje.
- Toma de conciencia de que los padres no son perfectos: identificación de sus debilidades
- Disminución de las demostraciones de afecto hacia sus padres, con ocasionales muestras de agresividad
- Quejas de que los padres interfieren con su independencia.
- Tendencia a regresar a comportamientos infantiles, particularmente frente al estrés.
- Aumento del interés por el sexo opuesto.
- Preocupación relacionada con su atractivo físico y sexual.
- Desarrollo de ideales y selección de modelos a imitar.
- Los intereses intelectuales se expanden y ganan importancia.
Leyendo todas estas características nos damos cuenta de que ser padres y convivir con un adolescente no es una tarea fácil ni descansada.
Por lo general, descubrir un día que nuestro “niño” o “niña” ha dejado de serlo resulta todo un shock… en algunos casos esto es recibido con alegría, en otros con tristeza, en otros con miedo, y en la mayoría de los casos con una ambivalente mezcla de estas emociones.
La adolescencia puede llegar a ser un proceso difícil para todos. Este es el último trecho en el largo camino de la dependencia absoluta a la independencia que genera movimientos muy fuertes en todos los implicados…
Tanto en los padres como en los hijos adolescentes coexisten fuerzas encontradas:
– En el adolescente: hay impaciencia por ser libre, pero también miedo a las responsabilidades, hay deseos de autonomía junto con deseos de ser protegido.
– En los padres: sentimientos de impaciencia porque crezcan y sean independientes mezclado con mucho miedo de que nos dejen solos, y que ya no seamos necesarios.
El desafío para los padres es saber ir permitiendo la independencia gradual acompañada de responsabilidades graduales, sin abandonarlos ni dejar de orientarlos… Ufff… tarea nada de fácil.
Una clave importante para hacer de esta una etapa rica y saludable es lograr una buena calidad en la comunicación con ellos.
Y mencionamos aquí tres requisitos fundamentales de una buena comunicación: la empatía, la paciencia y el respeto.
La empatía
- Lograr ser empáticos con los hijos adolescentes suele ser una tarea difícil para los padres. Si nos dejamos atrapar por la respuesta emocional inmediata que logra producir en nosotros muchas de sus actitudes, nos quedamos muy lejos de comprender qué es lo que realmente nos están queriendo decir.
- Más vale contener esa primera reacción y darnos un tiempo para ubicarnos en su perspectiva y en su situación y hacer el esfuerzo por entender aquello que quieren expresarnos.
La Paciencia
- No puede faltar una considerable dosis de paciencia. Muchas veces nuestros intentos de acercarnos y entender, reciben un rotundo (y aparente) rechazo. Creer que por ello no nos necesitan es un error.
El respeto
- El respeto legítimo por la individualidad creciente de nuestros hijos es el único camino posible si queremos hacer de ellos personas que se respeten a sí mismos y que respeten a los demás.
- Los adolescentes se equivocan mucho porque están haciendo un trabajo muy difícil: están construyéndose a sí mismos, están tratando de entender al mundo y a la vida y posicionarse en ella. Respetemos entonces sus errores como resultado de esta lucha, muchas veces dolorosa, por conseguir personalidad e ideas propias.
** En una segunda parte de este post, hablaremos sobre cómo comunicarse con un hijo adolescente.
Ser padres de un adolescente: Una difícil y hermosa tarea (parte 2)
Psicóloga Camila Aguiló
¿Cómo hablarle a nuestro hijo/a adolescente?
Muchas veces dijimos algo con la mejor buena voluntad, y chocamos contra una pared. Otras ofrecemos algo que creemos que va a generar una celebración, y nos devuelven un gruñido…
- Es importante aprender a expresar claramente nuestras preocupaciones, sin recitar dogmas ni estereotipos.
- Esforzarse por ser siempre veraz, sincero y directo.
- Tenemos que esforzarnos por CRITICAR Y REGAÑAR lo menos posible. Seguramente tenemos temas de sobra para criticar, pero criticar demasiado no ayudará, sino que empeorará todo el clima familiar.
- Esforcémonos en evitar:
– Los juicios demoledores
– Los parlamentos largos
– Cualquier forma de abuso de poder
¿Cómo son las discusiones saludables?
- Por definición, nuestros hijos adolescentes no van a estar de acuerdo con nosotros. Esta es una realidad que deriva de su saludable necesidad de construirse a sí mismos, y no ser una mera fotocopia de sus padres.
- Lo más importante es recordar que las discusiones no son para derrotar a nadie, sino para lograr entenderse mejor…
- Son discusiones entre padres e hijos, seres que se aman y necesitan, que se valoran y respetan.
Ningún enojo puntual puede hacernos olvidar que nuestro “contrincante” es nuestro hijo: nuestra responsabilidad y nuestra esperanza.
¿Cuáles son las características de una discusión saludable?
- Se focalizan en lo esencial, en lo importante y no en lo accesorio.
- No debemos quedarnos atrapados en la discusión si estamos muy molestos. Mejor postergarla, para poder pensar y actuar adecuadamente.
- Es muy importante tener claro y explicitado el tema que se va a discutir (si vamos a hablar del horario de las fiestas, vamos a discutir de eso y no de sus amigos u otras cosas).
- Es importante establecer de antemano algo así como un “código de ética” explicito, que de cuenta de las necesidades que quienes van a discutir el tema. Por ejemplo: no gritar, no insultar, no compararme con mi hermano, etc.
- Elegir el momento y lugar adecuado para conversar. Buscar privacidad, comodidad y tranquilidad.
- Explicitemos claramente como hubiéramos querido que se hicieran las cosas.
- Escuchemos realmente lo que nuestro hijo/a nos dice: no lo interrumpamos ni pasemos por alto sus dichos, ni estemos a la defensiva.
- Enviemos un mensaje (implícito y explicito) optimista y esperanzado en que el cambio, o el acuerdo si es posible.
Que no nos pase esto!!
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