Capítulo 7Lectura: primera etapa
Percepción global y reconocimiento de palabras escritas
OBJETIVOS
El objetivo general es que el alumno reconozca visualmente, de un modo global, un gran número de palabras escritas, comprendiendo su significado. Este reconocimiento deberá producirse, tanto si las palabras se le presentan aisladas de una en una, como si se le presentan formando frases. Del mismo modo, las frases pueden presentarse aisladas o formando parte de relatos sencillos como en los libros.
Para alcanzar este objetivo general se señalan los objetivos específicos que se alcanzarán, poco a poco, mediante las actividades concretas programadas para cada sesión. Los pequeños pasos que se dan cada día, deben suponer un pequeño avance en el logro del objetivo específico.
Objetivos
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Serán objetivos específicos que el alumno:
- Reconozca su nombre escrito y el de cuatro o cinco miembros de su familia.
- Reconozca y comprenda el significado de 15 a 20 palabras escritas, formadas por 2 sílabas directas (p. ej., casa, pato). Entre las palabras deben incluirse 2 o 3 verbos de acciones conocidas por el niño, escritos en tercera persona del singular del presente de indicativo (come, mira).
- Reconozca de 50 a 60 palabras incluyendo las anteriores.
Tabla 2. Listado de las sesenta primeras palabras y nexos
- agua
- bebe
- bici
- boca
- bonito
- bota
- cama
- café
- casa
- coche
- come
- dado
- dame
- dedo
- el
- en
- es
- está
- feo
- foca
- galleta
- gato
- grande
- huevo
- la
- leche
- luna
- llave
- mamá
- mano
- mesa
- mi
- mira
- moto
- muñeca
- niña
- niño
- ojo
- oso
- pan
- pez
- pie
- queso
- ratón
- silla
- sol
- sopa
- taza
- tele
- tiene
- toca
- tren
- uva
- vaca
- vaso
- y
- yo
- yogur
- zapato
- zumo
Las palabras están elegidas en el contexto cultural de España. En los diversos países se deberán elegir aquellas palabras que se adecuen a los objetivos propuestos.La mayoría de las palabras estarán formadas por 2 sílabas directas (p. ej., cama, gato) y alguna de ellas con 3 sílabas (p. ej., paloma, camisa). Entre las palabras deben estar incluidos 5 verbos en primera y tercera persona del singular del tiempo presente y algunos adjetivos. - Reconozca en total de 80 a 100 palabras. Entre las palabras deben estar incluidas 10 con 3 o 4 sílabas directas y de 5 a 10 palabras con la sílaba final trabada (p. ej., jamón, ratón). Entre las palabras, deben estar incluidos de 5 a 10 verbos cuyo significado sea conocido por el niño.
- Reconozca en total entre 140 y 160 palabras, entre las que se incluirán 20 con una sílaba inversa (p. ej., es, ar, en), algunas conjunciones y algunas preposiciones.
- Reconozca unas 200 palabras entre las que se incluirán algunas palabras con grupos consonánticos (p. ej., bla, pra, cro).
El número de palabras señalado en cada objetivo no debe tomarse como una norma rígida. Es simplemente un número orientativo.
CRITERIOS PARA LA SELECCIÓN DE PALABRAS
Cuando se comienza la enseñanza, se eligen las palabras que más pueden interesar al niño, aunque no se ajusten exactamente a lo señalado anteriormente. Para elegir las palabras que el niño debe aprender e ir añadiendo algunas nuevas, tenemos en cuenta los siguientes criterios:
- Cada palabra debe tener un significado claro, conocido por el niño. Esto sucede habitualmente con los nombres de sus familiares próximos y con los de los objetos de uso común, que él conoce y usa a diario en su vida real. El niño ha oído muchas veces las palabras que se usan para nombrarlos. No es preciso que él sepa decirlas.
- Se seleccionan palabras que pueden representarse gráficamente de forma clara, eligiendo aquellas cuyos grafismos sean claramente diferentes entre unas y otras. Por ejemplo, si el niño se llama Jorge y sus hermanos Julio y Javier, será preferible elegir los nombres de los primos y de los amigos, si no empiezan por "J", para evitar la confusión entre los 3 nombres que empiezan por la misma letra. Como puede deducirse, este criterio es el opuesto al que se adopta cuando se enseña a leer por métodos silábicos en los que a partir de una misma consonante, el alumno debe aprender las 5 combinaciones de dicha consonante con las vocales, siendo su presentación gráfica muy parecida.
- Preferentemente, aunque no exclusivamente, se elegirán palabras cortas. Dado que en español no hay muchas palabras monosilábicas que correspondan a cosas que conoce un niño pequeño con síndrome de Down, es preciso seleccionar palabras de 2 sílabas. Inicialmente se eligen palabras con sílabas directas, ya que así va preparándose al niño para el aprendizaje de las sílabas de la segunda etapa del programa de lectura. Poco a poco se incorporan algunas sílabas inversas y palabras de 3 y 4 sílabas.
- Conforme el alumno progresa, cuando ya reconoce con soltura de 30 a 40 palabras, conviene elegir aquellas palabras que comiencen con letras del alfabeto que todavía no ha visto en la posición inicial de las palabras. De este modo se irá completando el "abecedario", en el que van clasificándose por orden alfabético todas las palabras que maneja. Este pequeño abecedario, además de servir de archivo, facilita el aprendizaje "natural" de los nombres de las letras que permitirá después un fácil deletreo, así como el uso del diccionario.
- Otro criterio utilizado a la hora de elegir nuevas palabras para "leer", es el de mejorar el habla del alumno. Para ello, a veces se eligen aquellas palabras que el niño usa con más frecuencia en su vida ordinaria, y así facilitarle su expresión verbal.
- Con el objetivo de coordinar y consolidar los aprendizajes, se pueden elegir palabras que incluyan conceptos (tamaño, forma y colores), adjetivos y otras que pueden ser clasificadas por categorías (alimentos, juguetes, animales, etc.).
- Por último, otro de los criterios empleados es el elegir palabras nuevas que incrementen el vocabulario del niño.
Por tanto estas palabras ya no son conocidas y son precisamente la habilidad y competencia lectoras que el alumno ya ha adquirido las que sirven para aprender nuevos términos.
Como criterio común permanente es preciso tener en cuenta que la lectura debe ser comprensiva e inteligente. Debe propiciar un cierto trabajo mental y un esfuerzo intelectual, evitando siempre una lectura mecánica y sin sentido.
PREPARACIÓN DEL MATERIAL
Cada uno de los alumnos tiene su propio nivel de percepción y sus propios intereses. Es preciso que el material que se le presente sea el más adecuado para él. Este es el motivo por el que durante años nos hemos negado a publicar materiales de trabajo estandarizados que puedan usarse de un modo indiscriminado. Todo cuanto ofrecemos aquí y en el archivo de este libro, como muestras de trabajo, son meras ideas y sugerencias que deben usarse con flexibilidad, con creatividad y mejorándolas, por respeto y cariño hacia el alumno. Por tanto, elegir o descolgar «sin más», seguir el orden que exponemos sin hacer adaptaciones individuales, es el camino seguro a un fracaso total o parcial y a un progreso lento.
Aunque puede parecer laborioso preparar materiales de un modo personalizado, hay que tener en cuenta que, por un lado, los progresos son más rápidos y, por tanto, una compensación, y, por otro lado, llega un momento en que mucho del material elaborado puede servir, en un momento u otro, para otros alumnos. El vocabulario inicial y el tamaño de las letras difieren, pero en cuanto se amplía el número de palabras o se inicia el trabajo con las sílabas, pueden utilizarse muchos de los materiales preparados para diferentes alumnos.
Las ideas generales sobre las condiciones que debe reunir todo el material educativo, han sido expuestas anteriormente. Aquí destacaremos las específicas, relacionadas directamente con el modo de presentar las palabras escritas. Las palabras deben estar escritas o impresas con letra grande y clara (¡sin inducir a confusión la u, m y la n, o la l, y b o la t!). El color inicial utilizado por nosotros es el rojo porque ayuda al niño en su percepción y en su memoria visual. Cada una de las palabras debe abarcarse de una ojeada, sin necesidad de mover los ojos, por lo que aconsejemos que aun trabajando con niños pequeños, la longitud máxima de cada palabra no debe sobrepasar los 15 cm. El tamaño se irá reduciendo en función de las capacidades sensoriales y perceptivas del alumno. Las palabras deben estar escritas con corrección ortográfica; por ejemplo los nombres propios se escribirán siempre con mayúscula. Esto no se opone a que los nombres familiares se escriban tal y como se usan habitualmente, aunque no coincidan con el nombre "real" de esa persona. Por ejemplo, si el niño es Javier y le llaman Javi, la palabra escrita será Javi, o si procede se pondrá "yaya" en lugar de abuela. Los sustantivos deben ir precedidos siempre por el artículo el o la. Lo hacemos así porque el niño aprende pronto esas dos sílabas, porque capta la concordancia del género y porque aprende a incorporar elementos en su lenguaje oral, evitando el habla telegráfico. Más adelante, cuando sea capaz de escribir, tendrá interiorizados los artículos y otros elementos. Se producirán un número menor de omisiones tanto en sus producciones orales como en las escritas.
Aconsejamos que se utilice la letra cursiva, enlazada, como se presenta habitualmente en los textos manuscritos. Las dos razones fundamentales para hacerlo así son: primera, que el niño interioriza mejor los trazados que deberá realizar cuando esté maduro para escribir. La segunda razón es que actualmente en España, gran parte de los textos de iniciación a la lectura y de cuentos están impresos con ese tipo de letra. El aprendizaje de las letras de imprenta, el uso del teclado del ordenador lo hacemos en momentos posteriores. No ofrece dificultades especiales. De hecho los alumnos aprenden solos a manejarse con la letra de imprenta sin necesidad de programas especiales.
En países en los que la costumbre es que los niños aprendan a leer y escribir con letras no enlazadas, como sucede en algunos países de habla española, será mejor iniciar la lectura con la letra de uso habitual en su propio contexto cultural y educativo. Tampoco es difícil para ellos aprender después a escribir con letra enlazada. En cualquier caso nuestro consejo es que en la iniciación del método se utilice un solo tipo de letra hasta que el alumno tenga soltura. Después será sencillo el aprendizaje de la otra y el alumno hará uso de una u otra según la situación y las necesidades.
En la elección de las palabras, en la construcción de las frases y en la elaboración de relatos sencillos se tendrán en cuenta los conocimientos del alumno, sus intereses, sus gustos, de modo que se le facilite la comprensión, el uso habitual de la lectura y la afición por leer. La introducción de palabras y frases no conocidas se hará en función de las necesidades de progreso lingüístico y cultural del alumno.
El listado de las 60 primeras palabras y nexos, además del nombre del niño y de los nombres de 3 o 4 personas próximas a él, podría ser la que figura en la tabla 2. En función del contexto cultural y ambiente en que se mueva el niño algunas de estas palabras tendrán que ser sustituidas por otras más apropiadas. Con un listado semejante a este, hay material suficiente para: a) elaborar frases sencillas; b) que el niño pueda conocer muchas sílabas directas, c) que se inicie en la lectura de alguna sílaba inversa y d) que reconozca alguna palabra con sílabas trabadas.
Descripción y uso del material básico
TARJETAS-FOTO
La tarjeta-foto es el elemento esencial al inicio del Programa de Lectura. Para confeccionarla es necesario disponer de las fotografías individuales del alumno, de sus padres y hermanos, o de otras personas que sean cercanas al niño y queridas por él. El tamaño de la foto puede ser de 3 x 2 cm., con la condición expresa de que la foto sea buena, la persona retratada pueda ser percibida y reconocida con facilidad por el alumno. Si es necesario, se hace una ampliación o se pide una foto más grande y nítida de modo que la imagen de la cara destaque claramente sobre el fondo. Cada una de las fotos se pega en una cartulina blanca o de color marfil de 15 x 10 cm. En la parte inferior de la tarjeta, debajo de la foto, se escribe el nombre de la persona retratada.
El nombre debe ser escrito: con letra grande y clara, con contornos gruesos y en color rojo. El nombre escrito será el que se utiliza habitualmente para llamar a esa persona. Entre los posibles nombres familiares para preparar otras tarjetas se elegirán los que sean cortos y que no sean compuestos. Se procurará elegir los nombres que, al ser escritos, tengan rasgos caligráficos muy diferentes.
Si es posible, se plastificarán las tarjetas o se meterán en sobres de plástico para que no se estropeen y para que puedan manipularse mejor.
Conforme el niño progresa y entiende el por qué de la foto y del nombre escrito, pueden prepararse otras muchas tarjetas (tarjetas-dibujo) con recortes de revistas, cromos, pegatinas o dibujos obtenidos del archivo o de internet. Por tanto, no es imprescindible usar siempre fotos reales. Conviene que el niño, poco a poco, vaya reconociendo objetos dibujados esquemáticamente.
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