MODO DE TRABAJAR
Modo de trabajar en hoja de papel
En primer lugar el niño debe estar convenientemente colocado con referencia al profesor y a la luz. Los muebles deben ser los adecuados en tamaño y altura para que el niño esté correctamente sentado, con buena postura y estabilidad (fig. 3.1). Debe percibir con claridad los estímulos que se le ofrecen y ser fácil para él el movimiento del brazo y de la mano. Se evitarán los estímulos que distraigan al niño procurando captar y mantener su atención durante la ejecución de cada tarea. El instrumento para trazar debe ser el que mejor se adapte a las capacidades del niño, de modo que ni la prensión, ni la presión, ni el deslizamiento, le ofrezcan dificultades adicionales. Según este criterio, un alumno podrá trabajar bien con un rotulador o un lápiz grueso, otro con una pintura de cera y otro con un lápiz de dibujante (fig. 3.2). Lo importante es que el alumno pueda sostenerlo, marcar bien en el papel sin necesidad de ejercer mucha presión y deslizarlo suavemente sobre la superficie. Si el trazo es demasiado rápido, convendrá elegir el instrumento que frene al niño para mover más despacio su mano de modo que pueda controlar la trayectoria del instrumento.
Nosotros solemos usar pinturas gruesas de cera, lápices gruesos cuya madera es mate y, por tanto, más fácil de sujetar que los delgados que tienen brillo. Es importante elegir la numeración correcta, porque los lápices que se usan ordinariamente en la clase común son demasiado duros y marcan poco en el papel. Por ello, escogeremos de entre los lápices de dibujo el número que mejor le vaya a cada niño. Generalmente serán los números que van del 5B al 7B.
La hoja de papel debe ser suficientemente grande para que quepan los dibujos separados, de tal modo que faciliten su percepción. Tratándose de trabajo con niños pequeños con síndrome de Down, nuestro consejo es presentar los trabajos en folios en posición horizontal. De este modo el alumno percibe visualmente toda la hoja a la vez y su mano puede llegar bien de arriba hacia abajo, y de un lado hacia el otro. En el papel se puede preparar una gran variedad de ejercicios de atención, percepción y asociación con distintos grados de dificultad, como se puede apreciar más adelante en las figuras 1-13.
Después de observar la lámina, de hablar sobre ella y de "leer" o nombrar los diferentes gráficos el alumno deberá realizar algún tipo de acción grafomotora, que puede ser: colorear cada dibujo como el que es igual, trazar una línea de uno a otro (siempre de izquierda a derecha o de arriba a abajo), rodear de un color determinado de acuerdo con los modelos, subrayar, tachar, etc.
El educador debe explicar la actividad y hacer una demostración previa cada vez que se presente al alumno un trabajo nuevo. Antes de entregarle el lápiz, el profesor comprobará que el alumno ha comprendido qué debe hacer. Le dirá, por ejemplo: «aquí hay un pato, ¿dónde está el otro pato igual?»; o le dirá: «señala con el dedo cómo vas a hacer la raya desde un pato hasta el otro pato». Si el niño no responde bien, volverá a explicárselo para evitar que el alumno deje plasmado un error en su hoja. Si el alumno ha comprendido, pero no es capaz de realizar la tarea, el educador guiará su mano. Si traza demasiado deprisa, le ayudará verbalmente: «despaaa...cio... despaa...cio» o físicamente, poniendo su dedo por delante de la dirección que debe seguir. De todos modos, el profesor tendrá en cuenta que el objetivo de esta tarea no es el de la perfección del trazado, sino el de la percepción y asociación, que en esta actividad queda plasmada en un papel. El objetivo esencial no coincide con el que corresponde a una actividad de preescritura o escritura en su aspecto caligráfico, y por tanto, se pueden pasar por alto detalles de "imperfección gráfica". Sin embargo, esta tarea realizada en papel, puede exponerla, mostrarla o archivarla para encuadernar todos sus trabajos al final del trimestre. Los demás pueden valorar su realización y esto facilita el interés y la motivación del alumno. También es útil para comprobar los progresos y sirve de referencia para los pasos a seguir. Por último, tanto los demás profesionales que se relacionan con el niño como la familia pueden tomar ideas, ver reforzada su tarea y apoyar el trabajo del especialista. Todos pueden hacer ejercicios semejantes, aportar sugerencias y observaciones favoreciendo el progreso del alumno.
EJEMPLOS DE EJERCICIOS DE ASOCIACIÓN
- Asociación de piezas en sus huecos correspondientes en tableros excavados: formas geométricas de la misma forma y distinto tamaño, formas geométricas de diferente forma, objetos iguales de distinto tamaño, objetos distintos y objetos iguales colocados en diferente posición.
- Asociación de volúmenes geométricos con los huecos que les corresponden en cajas, maderas, buzones, etc.
- Asociación de frascos y tubos con sus tapones y de cajas o botes con sus tapaderas. Sirven los que se venden como material educativo y los múltiples frascos y recipientes del hogar.
- Asociación de objetos iguales, tanto de los que van por pares (calcetines, zapatos), como otros que se preparan por duplicado expresamente: peines, monedas, fichas, bolitas, cochecitos, cubos de madera, etc.
- Asociación de objetos con su foto correspondiente.
- Asociación de fotos iguales.
- Asociación de la foto con el dibujo que represente ese mismo objeto.
- Asociación de un objeto real con el perfil gráfico que lo representa.
- Asociación de dibujos iguales.
- Asociación de líneas, formas, números y grafías iguales que no representan un objeto concreto conocido por el niño.
- Asociación de personas, animales, objetos y acciones diferentes que tienen alguna relación entre sí.
- Asociación de personas, animales, objetos y acciones diferentes que tienen alguna relación lógica para el alumno, aunque esa relación no sea evidente para otros. En este sentido, conviene señalar que su razonamiento lógico puede no coincidir con el previsto por el profesor, pero puede ser tan cierto y real como el del adulto.
SELECCIÓN
La selección significa que el niño elige, señalando, cogiendo, tachando o por cualquier otro procedimiento el objeto o dibujo que se nombra. Inicialmente sólo se dice el nombre y, conforme el niño progrese se pasará a describir las cualidades o propiedades del objeto-estímulo.
Las actividades de selección también deben realizarse desde edades muy tempranas, tanto en sesiones especiales como aprovechando las circunstancias ordinarias y naturales de la vida y juegos del niño. Las primeras actividades son las que se realizan nombrando las personas y las cosas, pidiendo al niño que mire, que señale o que agarre lo que se nombra. La selección implica que, al menos, haya dos elementos y que el niño conozca el nombre de uno de ellos.
El niño que tiene experiencia de ejercicios de asociación con un profesor cuidadoso y atento, que siempre le ha dicho el nombre del objeto o del dibujo que asociaba, ha aprendido mucho vocabulario (receptivo) y conoce el nombre de los objetos comunes, familiares para él. Por ello, las actividades de selección pueden realizarse casi al mismo tiempo que las de asociación.
En las actividades que se realizan para el desarrollo del lenguaje, en las que el objetivo esencial es incrementar el vocabulario, también se incluyen, con frecuencia, ejercicios de selección. Habitualmente se parte del vocabulario que el niño posee para que aprenda nombres nuevos por deducción lógica al seleccionar o excluir el objeto cuyo nombre ya conoce.
Frente a algunas tareas de carácter asociativo, en las que podría ser suficiente que el alumno hiciera uso sólo de su capacidad perceptiva y discriminativa visual, aquí siempre debe estar atento y escuchar para percibir y discriminar auditiva y visualmente. Debe ejercitar la memoria y evocar los nombres que dice el profesor, para relacionarlos o asociarlos con los objetos o dibujos que los representan.
MODO DE TRABAJAR
Inicialmente se comenzará con un par de objetos conocidos por el niño y se le dirá despacio el nombre de cada uno de ellos. A continuación se le pedirá que señale o que tome el que se nombre. Si el niño se dirige al objeto que no corresponde, convendrá evitar con suavidad que lo agarre llamándole la atención para que se fije bien. Es fácil que haya comenzado a actuar antes de procesar y elaborar la respuesta correcta. Si por los mensajes que el niño emite se deduce que no conoce los nombres de los objetos, se le dará una información positiva. Por ejemplo, si se pone ante el niño un coche y una pelota, y se le pide: «dame el coche» y el niño se dirige a la pelota, el profesor puede frenarle diciéndole: «eso es la pelota, yo quiero el coche, dame el coche». De este modo, el niño no comete el error y, además, recibe información adicional, ya que oye varias veces los nombres de los objetos. Si el niño lo hace bien, se le dirá: «bien, me has dado el coche. Ahora dame la pelota».
Cuando se intenta que aprenda nuevos nombres, se elegirán varios objetos cuyos nombres conoce y uno nuevo. Se ponen todos en fila ante el niño, se nombran de izquierda a derecha, señalándolos al mismo tiempo y comprobando, como siempre, que el niño está atento y sigue la señalización con su mirada. Después se le piden, nombrándolos. El niño deduce fácilmente cuál es el que corresponde al nuevo nombre. Esta situación de aprendizaje es relativamente fácil y motivadora para los niños con síndrome de Down. Tienen ante sí objetos concretos que conocen, con los que juegan, un adulto que se dirige a ellos en frases cortas y sencillas que entienden bien, y se les exige una respuesta motora, que pueden ejecutar con facilidad. En estas condiciones, observamos con qué rapidez aprenden nuevo vocabulario incluido el que el niño tiene que aprender en el área de cálculo, de lectura y de pensamiento lógico. Los estímulos a seleccionar podrán ser los colores, las formas, los números, las letras, las nociones espaciales, etc. La preparación de este material es muy sencilla y permite variarlo mucho. El incremento de las dificultades puede hacerse:
- Aumentando el número de objetos o tarjetas de entre los que tiene que seleccionar, pasando de 4 a 6, 8, 10 y 12.
- Presentándole parejas de objetos parecidos entre sí, por ejemplo: vaca-caballo, moto-bicicleta, autobús-camión, pintura-lápiz, niño-niña, naranja-mandarina, pera-manzana, etc.
- Colocando objetos que pertenecen al mismo grupo: zapato-zapatilla, media-calcetín, abrigo-chaquetón, jersey-chaqueta.
- Ofreciéndole objetos que sirven para lo mismo: jarra-botella, vaso-taza, copa-vaso.
- Mostrándole cartulinas con imágenes de objetos que se parecen por la forma: pelota-globo, butaca-sofá, libro-cuaderno, lápiz-rotulador.
- Mostrándole tarjetas o cartulinas con dibujos cuyos nombres se pronuncian de un modo parecido por su sonido inicial o final: gato-pato, pez-pera, luna-cuna.
Es fácil que los niños pequeños con síndrome de Down realicen asociaciones correctas de objetos, pero pueden confundir los nombres cuando se les dice que seleccionen o nombren. Ejemplos habituales de estos fallos son: vaso-agua, silla-mesa, vaso-taza, lápiz-papel.
Con estas dificultades, ajustadamente seleccionadas y graduadas, el alumno tendrá que estar muy atento para percibir semejanzas y diferencias visuales y auditivas muy sutiles. Su memoria trabajará más intensamente asociando cada uno de los nombres con lo que corresponde. ¡Cuánto tardan en distinguir oreja y oveja!
Aun teniendo claro el objetivo esencial en estas tareas, no deben olvidarse otras necesidades de los alumnos con síndrome de Down que deben tenerse en cuenta siempre que sea posible. Un ejemplo claro es el de aprovechar la tareas de selección para entrenar al niño con ejercicios de memoria secuencial auditiva, puesto que lo necesita de un modo especial. Por ello, tan pronto como el niño sea capaz de seleccionar de uno en uno, de entre varios objetos, se nombrarán dos objetos seguidos para que escuche, retenga esa información y actúe adecuadamente. Las primeras veces es probable que sólo recuerde uno de los nombres. Algunos niños retienen el primer nombre que oyen, como si no «entrase» la información del segundo y otros, por el contrario, retienen el segundo nombre como si se les borrara la información del primero al recibir el segundo estímulo auditivo. De todos modos, con entrenamiento todos mejoran y retienen cada vez más nombres desarrollando de este modo su capacidad para retener órdenes verbales e información auditiva presentada secuencialmente.
El educador dirá los nombres de los dos objetos despacio, con claridad, sin silabear ni repetir. Dejará al alumno un tiempo suficiente para evocar lo que ha oído y actuar. Si comprueba que el alumno estaba distraído o que no ha sido capaz de retener la información, la repetirá, recordándole antes: «¡atento!, escucha bien, ¿ya?»...
En el momento en que el niño sabe que un mismo objeto tiene varias cualidades que permiten distinguirlo y definirlo frente a otros parecidos, se incrementarán las dificultades presentándole ejercicios de selección entre objetos pertenecientes a una misma categoría, o entre objetos que son iguales por una o varias de sus propiedades y diferentes por otras. De este modo, el alumno repasa los conceptos aprendidos en relación con tamaños, formas, colores, y posiciones. Al mismo tiempo se hacen un poco más difíciles los ejercicios de memoria secuencial auditiva que mencionábamos antes. Inicialmente se pide al alumno un objeto con uno de sus adjetivos o cualidades. Por ejemplo: «Dame el lápiz verde», o «el coche grande».
El aprendizaje de los términos utilizados para describir las cualidades de los objetos como son el color, el tamaño y la forma, es difícil para algunos alumnos con síndrome de Down, a pesar de que hayan sido muy hábiles en las tareas asociativas. En las primeras fases se le presentarán objetos o dibujos que se distinguen entre sí por una sola cualidad, aquella sobre la que se quiere que el niño aprenda o retenga el nombre. Por ejemplo se pondrán coches o cubos o bolas o fichas iguales de tamaño y forma, pero de distinto color, para pedir al alumno sólo el color: «dame la roja», o «dame la verde«. Si se quiere que se seleccione el tamaño, se tendrá mucho cuidado en elegir objetos que se distinguen sólo por el tamaño y no por la altura evitando confusiones entre alto-bajo y grande-pequeño. La selección de las formas geométricas cuadrado, triángulo y círculo es para algunos niños con síndrome de Down más sencilla que la de los colores, ya que en la primera etapa de manipulación y asociación han trabajado mucho con las formas en tableros excavados y han oído su nombre con frecuencia.
Si el alumno es capaz de seleccionar un objeto atendiendo a una cualidad, y selecciona por la forma, por el tamaño o por el color, se incrementará la dificultad, pidiéndole objetos o figuras mencionándolos con dos de sus propiedades. Por ejemplo: de entre un grupo de cubos de dos tamaños y varios colores, se le pedirá: «dame el cubo grande amarillo»; de entre un grupo de figuras geométricas de diferentes tamaños y formas y de igual color se le dirá: «señala el triángulo pequeño».
Los bloques lógicos son muy útiles para realizar esta actividad, aunque es preciso tener en cuenta que, para el alumno con síndrome de Down, es más difícil retener y recordar los nombres de las figuras geométricas que los nombres de los objetos familiares. El hecho de haber realizado muchas tareas asociativas con triángulos, círculos y cuadrados no garantiza que haya aprendido bien los nombres. Sin embargo, poco a poco los aprenderá y, con una práctica sistemática, gradual y progresiva, un niño de 4 o 5 años podrá seleccionar correctamente las figuras geométricas cuando se le piden nombrándolas con 3 o 4 de sus cualidades. Por ejemplo: «¡Dame el círculo, rojo, grande y delgado». Como ya hemos dicho anteriormente, el alumno tardará bastante tiempo en nombrar verbalmente las 3 o 4 cualidades de una figura seleccionada. Pero como a nivel receptivo lo comprende, lo recuerda y puede dar respuestas motoras correctas, no frenamos estas capacidades a la espera del desarrollo de su lenguaje expresivo. Los alumnos con síndrome de Down demuestran así, una vez más, que logran niveles cognitivos bastante altos en algunos aspectos, aunque por sus dificultades de lenguaje pueden hacer creer que tienen poca capacidad.
Es conveniente que las actividades de selección duren poco tiempo en cada sesión porque suponen un gran esfuerzo mental y de atención para los niños pequeños con síndrome de Down. En esa etapa evolutiva lo «suyo» es la manipulación. Prefieren "actuar": tomar y dejar cosas, meter y sacar, etc. El hecho de atender, escuchar, procesar una información verbal y elaborar una respuesta es un esfuerzo importante.
En el hogar pueden realizarse muchas actividades de selección de objetos de uso común aprovechando las circunstancias ordinarias de ir al baño, preparar la mesa, ir a la cama, etc. Se puede pedir al niño que prepare los objetos necesarios para las actividades, nombrándoselos de uno en uno.
Insistimos de nuevo en la importancia de la experiencia en situaciones naturales, en las que la acción motora, manipulativa, es un medio valiosísimo para que los niños aprendan, consoliden y generalicen sus conocimientos, sus habilidades y sus destrezas. En la selección de todos los objetos necesarios para realizar una actividad concreta, el niño hace uso de muchas capacidades mentales y de habilidades sociales. Conviene no desaprovechar estas ocasiones, que se repiten a diario, puesto que le sirven para alcanzar un mayor grado de autonomía y adaptación al medio. No sólo afianza el vocabulario de uso común, sino que aprende a organizarse, automatiza conductas necesarias para un objetivo concreto ganando en eficacia y tiempo y ejercita sus capacidades mentales seleccionando y agrupando los objetos que necesita, eliminando o prescindiendo de los innecesarios.
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