El informe de la UNESCO sobre la educación del siglo XXI, señala
que la instrucción escolarizada debe orientarse hacia el desarrollo
esencial de habilidades que permitan a los individuos la capacidad
de aprender a aprender, ejercitando la atención, la memoria y
el pensamiento para organizar la información, seleccionar la más
importante, preguntarse por su validez, y en definitiva, convertirla
en conocimiento, lo cual aportará las bases para que sigan
aprendiendo a lo largo de toda su vida y puedan enfrentar con
éxito las exigencias de las sociedades informatizadas.
¿Qué necesita un individuo para aprender a aprender?
Para el desarrollo de los procesos metacognitivos, los estudiantes
deben plantearse: ¿Cuán difícil es la tarea que debo realizar?,
¿qué estoy haciendo para lograr los objetivos propuestos?, ¿he
comprendido todo?...
Debe tener un grado de conciencia y conocimiento sobre su forma
de pensar (procesos cognitivos) y la habilidad para monitorear,
controlar y evaluar esos procesos con el fin de organizarlos,
revisarlos y modificarlos en función de los resultados del
aprendizaje que desea alcanzar.
Este conocimiento se conoce como metacognición (Brown, 1975;
Chadwick, 1988, Flavell, 1981). El grado de conciencia se
refiere a darse cuenta de lo que pasa mientras se aprende y de la
autoevaluación que hace el individuo sobre la efectividad de los
procesos en el logro de las metas.
¿Cuáles componentes involucra la metacognición?
El psicólogo Flavell (1981) considera que la metacognición incluye
dos componentes:
1.El conocimiento de los procesos cognitivos: Se refiere al
conocimiento declarativo que posee el individuo sobre la forma
en que aprende y de los factores que influyen en la ejecución de
tareas, al conocimiento procedimental acerca de cómo ejecutar
tareas, cómo hacer cosas y al conocimiento condicional que
se refiere a saber cuándo y por qué aplicar diversas acciones
cognoscitivas (saber por qué).
2. La regulación de la cognición: Implica el uso de estrategias de
planificación y control de la ejecución, lo cual incluye a pensar
lo que se va a hacer, toman decisiones, supervisar la ejecución y
evaluar si se ha logrando lo que se pretendía (Ríos, 2005).
La metacognición también puede ser definida a partir de dos
grandes componentes generales, según plantea Poggioli (1998):
1.La conciencia que posee el aprendiz sobre el repertorio
de estrategias que le son útiles para el procesamiento de la
información y del conocimiento sobre el esfuerzo y autoeficacia en
la aplicación de éstas.
2.Los conocimientos sobre los procedimientos metacognoscitivos,
es decir, las habilidades para supervisar (utilizar, organizar, revisar
y modificar) las estrategias, en forma progresiva y en función
de las demandas de la tarea de aprendizaje y de los resultados
obtenidos.
A medida que el individuo se expone con frecuencia a las mismas
situaciones, tareas y objetivos de aprendizaje, estos procesos
conscientes se transforman en procesos de ejecución automáticos.
Esta habilidad depende del conocimiento del individuo acerca del
texto, la tarea, las estrategias y sus características como aprendiz.
Todos ellos interactúan e influyen en la manera cómo los individuos
pueden coordinar sus planes de comprensión y aprendizaje.
¿Cuáles estrategias pedagógicas contribuyen
con la metacognición?
Existen tantas modalidades de metacognición como procesos
cognoscitivos. El aprendizaje con conciencia metacognitiva se
fomenta cuando las habilidades son enseñadas como estrategias
a las que se puede tener acceso para emplearlas en la resolución
de problemas y el logro de objetivos académicos, laborales o
personales (Good y Brophy, 1996). La instrucción de estrategias
se debe enfocar en: enseñar los pasos implicados en la ejecución
del proceso y el conocimiento de cuando y por qué es conveniente
utilizar la habilidad en cuestión. Este tipo de enseñanza requiere
que los docentes ayuden a los aprendices a permanecer conscientes
de sus objetivos y decisiones.
La meta-atención es la conciencia y la regulación de los procesos
involucrados en la acción de atender: a qué atender, cómo
evitar las distracciones internas o externas que interrumpen el
acto de atender y aplicar mecanismos autorreguladores para
controlarlas.
La metamemoria se refiere al conocimiento sobre los procesos de
la memoria y sus mecanismos autorreguladores: qué hacer para
registrar o memorizar algo y después recordarlo, cómo controlar el
olvido, cuáles factores favorecen el recuerdo, cuál es la capacidad
de la memoria. Por ejemplo, el aprendiz consciente sobre cómo
funciona su sistema de memoria, sabe elegir y supervisar las
estrategias que le permiten procesar mejor la información:
elaboración de resúmenes, esquemas, mapas de conceptos, la
toma de notas acompañada del repaso, o cualquier otra que le
facilite la evocación de lo aprendido.
Los docentes pueden solicitar la escritura de trabajos que exijan
que los estudiantes analicen, sinteticen, evalúen y utilicen otras
estrategias de pensamiento de orden superior para responder a
problemas planteados en diferentes áreas del conocimiento.
El conocimiento sobre los procesos de comprensión y su regulación
se denomina metacomprensión. Esta habilidad, que depende de
la edad del aprendiz, sus conocimientos previos y la naturaleza
de los materiales, permite a los individuos, por ejemplo, apreciar
si los mensajes que reciben están incompletos, son ambiguos o
imprecisos y cómo pueden interpretarse.
La metacognición en la lectura también involucra el control y
los procesos de autorregulación. La lectura estratégica implica
atender a los propósitos del texto, activar los esquemas relevantes
y conocimientos previos, concentrarse en los puntos importantes,
evaluar el contenido, supervisar la comprensión en curso por
medio del autocuestionamiento y probar inferencias haciendo
interpretaciones, predicciones y conclusiones.
Para mejorar la comprensión lectora, el docente puede propiciar
las siguientes estrategias: solicitar resumen de la lectura con énfasis
en las ideas principales, construir imágenes para representar en
forma visual lo que el texto describe en forma verbal, generar
análisis gramaticales, plantear preguntas acerca de los resultados
o implicaciones del texto (Baker y Brown, 1984). Los estudiantes
que utilicen en forma sostenida y consciente estas estrategias, serán
capaces de comprender y procesar mejor la información leída y
utilizarla asertivamente en la resolución de problemas.
La enseñanza de la escritura debe capacitar a los estudiantes
a usarla para organizar y comunicar su pensamiento, para
auditorios particulares con propósitos específicos. Para asistir a los
estudiantes a planear sus composiciones, se les puede pedir que
respondan a una lista de interrogantes como éstas: ¿Para quién
voy a escribir?, ¿por qué voy a escribir esto?, ¿qué sé hasta ahora
sobre este tema?, ¿cómo agrupo mis ideas? (Englert y Raphael,
1990). Los docentes pueden solicitar la escritura de trabajos que
exijan que los estudiantes analicen, sinteticen, evalúen y utilicen
otras estrategias de pensamiento de orden superior para responder
a problemas planteados en diferentes áreas del conocimiento.
Los alumnos pueden desarrollar sistemáticamente un compromiso
y una actitud personal hacia el aprendizaje. En tal sentido, White y
Gunstone (1989), plantean que para el desarrollo de los procesos
metacognitivos, los estudiantes deben plantearse y responder las
siguientes interrogantes: ¿Cuán difícil es la tarea que debo realizar?,
¿qué estoy haciendo para lograr los objetivos propuestos?, ¿he
comprendido todo?... Si el docente habitúa a sus estudiantes
a resolver estas y otras interrogantes reflexivas, se logra que el
aprendiz tome conciencia de la importancia de aprender.
Los psicólogos cognitivos han encontrando que muchas de
estas habilidades, relativamente genéricas, se pueden enseñar
y desarrollar en los aprendices. La conciencia metacognitiva,
el control del pensamiento y las estrategias de aprendizaje,
se desarrollan con lentitud y con diferencias individuales
considerables. Los individuos que logran pensar de manera crítica
y creativa, solucionar problemas, tomar decisiones, leer y estudiar
con plena conciencia e interés, son capaces de transferir estas
estrategias para facilitar la adquisición de nuevos aprendizajes y
para resolver situaciones de la vida cotidiana.
Lic. María Isabel Bautista
Referencias bibliográficas
•Good, T. y Brophy, J. (1996). Psicología Educativa Contemporánea (Trad. Longman
Publishing). México: Mc Graw Hill (5ta. Ed.).
•Poggioli L. (1998) Estrategias Metacognoscitivas. Caracas: fundación Polar.
Disponible en http://200.74.229.60/poggioli/poggio05.htm [2006, 16 de junio, 3:58 am].
•Ríos, P. (2005). Psicología. La aventura de conocernos. Caracas: editorial Texto (1ª
Ed.)
•UNESCO (2001). La educación encierra un tesoro. España: Santillana Ediciones
UNESCO
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