Material de Estudio: El enfoque de la educación inclusiva
Unidades de aprendizaje:
2.1. Asumir las diferencias en la escuela.
2.2. Pertinencia cultural.
2.3. Alumnos de comunidades indígenas.
2.4. Equidad de género.
2.5. ¿Qué sienten los niños?.
2.6. Actitudes de aceptación y respeto de la diversidad.
2.7. ¿La escuela especial o la escuela común?.
2.8. Construyendo la inclusión desde la educación.
Guía
El presente módulo hace referencia a los principios y marco conceptual que constituyen
la base de la educación inclusiva. A la luz de estos principios, los gobiernos han asumido
compromisos para su incorporación en las políticas educativas o legislaciones con el
propósito de lograr sistemas educativos inclusivos.
La educación inclusiva se refiere a la capacidad de las escuelas de atender a todos los niños
sin exclusiones de ningún tipo. De acuerdo a esto, la inclusión significa crear escuelas que
acojan a todos los alumnos independientemente de sus condiciones personales, sociales o
culturales. Escuelas que valoran las diferencias de los alumnos como oportunidades para
el desarrollo tanto de los estudiantes como de los profesores, en lugar de considerarlas
como un problema a resolver.
Este módulo ofrece a los participantes posibilidades de analizar las manifestaciones de la
diversidad en la educación y entrega pistas sobre las condiciones que es necesario generar
desde el sistema educativo para abordar la amplia gama de diferencias que presentan los
alumnos y asegurar la participación y el aprendizaje de cada uno de ellos en el marco de
una escuela común a todos.,
Desde esta perspectiva, señala algunos lineamientos y estrategias para el tránsito hacia
una educación más inclusiva examinando las barreras que obstaculizan este proceso de
cambio educativo.
EL ENFOQUE DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA
ser aplicados a todos los niños sin excepción alguna y es obligación del Estado tomar las medidas necesarias para proteger al niño de toda forma de discriminación. 1990 Conferencia Mundial sobre Educación para todos (Jomtien) recomienda prestar especial atención a las necesidades básicas de aprendizaje de las personas con discapacidad y tomar medidas para garantizar a estas personas la igualdad de acceso a la educación como parte integrante del sistema educativo.1994 Normas Uniformes de las Naciones Unidas sobre igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, cuya finalidad es garantizar que estas personas puedan tener los mismos derechos y responsabilidades que los demás.1994 Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales: Acceso y Calidad (Salamanca). El principio rector del Marco de Acción de Salamanca es que las escuelas deben acoger a todos los niños, independiente de sus condiciones personales.
1996 Reunión de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe (Kingston). Una recomendación
fue fortalecer las condiciones y estrategias para que las escuelas atiendan niños con necesidades especiales o que presentan dificultades de aprendizaje debido a diferentes causas, como discapacidades, enseñanza o escolaridad inadecuadas y ambientes sociales marginados. 2000 Reunión Regional de las Américas preparatoria para el Foro Mundial de Educación para todos (Santo Domingo) donde se estableció el compromiso de formular políticas de educación inclusiva, dando prioridad en cada país a los grupos más excluidos, y establecer marcos legales e institucionales para hacer exigible la inclusión como una responsabilidad colectiva.2001 VII Reunión Regional de Ministros de Educación (Cochabamba). Reafirma la necesidad de valorar la diversidad y la interculturalidad como un elemento de enriquecimiento de los aprendizajes, recomendando que los procesos pedagógicos tomen en cuenta las diferencias sociales, culturales, de género, capacidad y de intereses, con el fin de favorecer un mejor aprendizaje,
la comprensión mutua y la convivencia.Cuadro extraído del libro “Cada escuela es un mundo, un mundo de
diversidad” UNESCO; UNICEF; HINENI. 2003 – Chile.En este sentido, se perciben señales
claras de una visión diferente de la educación que recupera su naturaleza y función al adoptar la perspectiva de Educación para Todos que tiene más en cuenta la diversidad como elemento que enriquece el aprendizaje, así como el desarrollo personal y social.
Como afirma Rosa Blanco (2002), a pesar de la gran expansión de la educación básica en América Latina y de los actuales procesos de reforma educacional que están realizando la mayoría de los países, en los que se persigue una mejora de la calidad y equidad de la educación, persiste la desigualdad de oportunidades
educativas. Estos avances no se han acompañado de respuestas eficientes de los sistemas educativos a las diferencias sociales, económicas, geográficas, lingüísticas, culturales e individuales, lo que ha conducido a un
alto nivel de analfabetismo funcional, de repetición, ausentismo escolar y exclusión. Crear las condiciones para el desarrollo de escuelas para todos y con todos, que garanticen una educación de calidad
con equidad, implica transformaciones en los sistemas y políticas educativas, en la organización y funcionamiento de las escuelas, en las actitudes y prácticas de los docentes, así como en los niveles de relación de los distintos actores; es decir, supone toda una cultura educativa diferente.Si coincidimos en que todos los niños, niñas y jóvenes tienen derecho a una educación de calidad, entonces, como señala B. Lindquist, “no son nuestros sistemas educativos los que tienen derecho a ciertos tipos de niños. Es el sistema escolar de un país el que hay que ajustar para satisfacer las necesidades de todos los niños”.
Desde esta perspectiva, uno de los mayores desafíos que enfrentan los países de la
región, es como avanzar hacia una escuela más inclusiva o comprensiva que de cabida a
todos los niños y al mismo tiempo reconozca las diferencias individuales como un valor a
tener en cuenta en el desarrollo y la concreción de los procesos de enseñanza-aprendizaje;
una escuela que debe adaptarse a la diversidad de características, capacidades y
motivaciones de sus alumnos para dar respuesta a las necesidades educativas de cada
uno de los niños y niñas, de forma que todos progresen en su aprendizaje y participen en
igualdad de condiciones. Desde esta visión, todos los alumnos debieran beneficiarse de
una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los que presentan necesidades
educativas especiales.
En definitiva, la educación inclusiva significa que todos los niños y niñas de una determinada
comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales
o culturales, incluidos aquellos que presentan una discapacidad. Se trata de un modelo
de escuela en la que no existen requisitos de entrada ni mecanismos de selección o
discriminación de ningún tipo.
La inclusión implica identificar y minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación
y maximizar los recursos que apoyen ambos procesos. Las barreras se pueden encontrar
en todos los aspectos y estructuras del sistema: en los centros educativos, en la comunidad,
en las políticas locales y nacionales. Estas no solamente pueden impedir el acceso al
centro educativo sino también limitar su participación dentro del mismo.
El imperativo de hacer realidad las declaraciones y compromisos internacionales adoptados
por los países de América Latina y el caribe para hacer efectivo el derecho de todos los
niños y niñas a la educación, la participación y la igualdad de oportunidades, junto con los
aportes de los enfoques pedagógicos actuales, han conducido durante las últimas décadas,
a un importante cambio conceptual en materia educativa.
Normas y acuerdos internacionales que abogan por una educación de calidad para todos 1989 Convención sobre los Derechos del Niño (Naciones Unidas) dispone que todos los derechos deben ser aplicados a todos los niños sin excepción alguna y es obligación del Estado tomar las medidas necesarias para proteger al niño de toda forma de discriminación. 1990 Conferencia Mundial sobre Educación para todos (Jomtien) recomienda prestar especial atención a las necesidades básicas de aprendizaje de las personas con discapacidad y tomar medidas para garantizar a estas personas la igualdad de acceso a la educación como parte integrante del sistema educativo.1994 Normas Uniformes de las Naciones Unidas sobre igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, cuya finalidad es garantizar que estas personas puedan tener los mismos derechos y responsabilidades que los demás.1994 Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales: Acceso y Calidad (Salamanca). El principio rector del Marco de Acción de Salamanca es que las escuelas deben acoger a todos los niños, independiente de sus condiciones personales.
1996 Reunión de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe (Kingston). Una recomendación
fue fortalecer las condiciones y estrategias para que las escuelas atiendan niños con necesidades especiales o que presentan dificultades de aprendizaje debido a diferentes causas, como discapacidades, enseñanza o escolaridad inadecuadas y ambientes sociales marginados. 2000 Reunión Regional de las Américas preparatoria para el Foro Mundial de Educación para todos (Santo Domingo) donde se estableció el compromiso de formular políticas de educación inclusiva, dando prioridad en cada país a los grupos más excluidos, y establecer marcos legales e institucionales para hacer exigible la inclusión como una responsabilidad colectiva.2001 VII Reunión Regional de Ministros de Educación (Cochabamba). Reafirma la necesidad de valorar la diversidad y la interculturalidad como un elemento de enriquecimiento de los aprendizajes, recomendando que los procesos pedagógicos tomen en cuenta las diferencias sociales, culturales, de género, capacidad y de intereses, con el fin de favorecer un mejor aprendizaje,
la comprensión mutua y la convivencia.Cuadro extraído del libro “Cada escuela es un mundo, un mundo de
diversidad” UNESCO; UNICEF; HINENI. 2003 – Chile.En este sentido, se perciben señales
claras de una visión diferente de la educación que recupera su naturaleza y función al adoptar la perspectiva de Educación para Todos que tiene más en cuenta la diversidad como elemento que enriquece el aprendizaje, así como el desarrollo personal y social.
Como afirma Rosa Blanco (2002), a pesar de la gran expansión de la educación básica en América Latina y de los actuales procesos de reforma educacional que están realizando la mayoría de los países, en los que se persigue una mejora de la calidad y equidad de la educación, persiste la desigualdad de oportunidades
educativas. Estos avances no se han acompañado de respuestas eficientes de los sistemas educativos a las diferencias sociales, económicas, geográficas, lingüísticas, culturales e individuales, lo que ha conducido a un
alto nivel de analfabetismo funcional, de repetición, ausentismo escolar y exclusión. Crear las condiciones para el desarrollo de escuelas para todos y con todos, que garanticen una educación de calidad
con equidad, implica transformaciones en los sistemas y políticas educativas, en la organización y funcionamiento de las escuelas, en las actitudes y prácticas de los docentes, así como en los niveles de relación de los distintos actores; es decir, supone toda una cultura educativa diferente.Si coincidimos en que todos los niños, niñas y jóvenes tienen derecho a una educación de calidad, entonces, como señala B. Lindquist, “no son nuestros sistemas educativos los que tienen derecho a ciertos tipos de niños. Es el sistema escolar de un país el que hay que ajustar para satisfacer las necesidades de todos los niños”.
Desde esta perspectiva, uno de los mayores desafíos que enfrentan los países de la
región, es como avanzar hacia una escuela más inclusiva o comprensiva que de cabida a
todos los niños y al mismo tiempo reconozca las diferencias individuales como un valor a
tener en cuenta en el desarrollo y la concreción de los procesos de enseñanza-aprendizaje;
una escuela que debe adaptarse a la diversidad de características, capacidades y
motivaciones de sus alumnos para dar respuesta a las necesidades educativas de cada
uno de los niños y niñas, de forma que todos progresen en su aprendizaje y participen en
igualdad de condiciones. Desde esta visión, todos los alumnos debieran beneficiarse de
una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los que presentan necesidades
educativas especiales.
En definitiva, la educación inclusiva significa que todos los niños y niñas de una determinada
comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales
o culturales, incluidos aquellos que presentan una discapacidad. Se trata de un modelo
de escuela en la que no existen requisitos de entrada ni mecanismos de selección o
discriminación de ningún tipo.
La inclusión implica identificar y minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación
y maximizar los recursos que apoyen ambos procesos. Las barreras se pueden encontrar
en todos los aspectos y estructuras del sistema: en los centros educativos, en la comunidad,
en las políticas locales y nacionales. Estas no solamente pueden impedir el acceso al
centro educativo sino también limitar su participación dentro del mismo.
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