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jueves, 21 de junio de 2012

LA HISTORIA DE DOS

El miércoles por la mañana, como de costumbre Juana (nombre ficticio) llegó con su saludo cariñoso al trabajo, respondió a la respuesta recibida, con unas palabras de lo más profundo de su ser: “Bien, gracias a Dios”; parecía estar más alegre de lo normal; ni siquiera se cambió, para enseñarnos dos fotografías de su único hijo, un morenito de ojos relampagueantes y mirada cariñosa; las mostraba con gran satisfacción; en una foto, el niño está con el grupo de un equipo de beisbol de su escuela y en la otra con el bate en el hombro, posando para el fotógrafo con la chispa infantil encendida, una graciosa sonrisa adornándole el rostro, complaciendo la mirada celosa de su progenitora, quien lo lleva a las prácticas, con la esperanza de verlo por el camino correcto, apartado de tantos vicios, que destruyen nuestra juventud.

Juana vive en Espinital, un pequeño caserío del municipio Páez, a escaso 15 minutos de Acarigua, sus habitantes se encuentran rodeados de los males propios de las grandes ciudades: la inseguridad y la droga, estos terribles flagelos están presente en las zonas rurales, con tanta saña, que muchas veces los comentarios mañaneros están relacionados con alguna muerte o tragedia, ocasionados por estos problemas de nuestro país, haciéndose comunes, sin causar alarma, creando resignación, con un profundo nerviosismo.

Esta humilde muchacha, está consciente de las preocupaciones del gobierno de turno, le facilitó la ayuda necesaria para solucionar un problema básico: la vivienda. Ella está consciente del papel que le toca jugar en la formación de su hijo, sencillamente no puede dejar esa tarea tan importante en manos de otras personas, más, cuando a cada instante escucha algún comentario o ve muy cerca la muerte de jóvenes, que apenas están abriendo los ojos en un mundo convulsionado y alienado, alimentado por una televisión, donde se inculca la vanidad del ser humano, como un modelo de vida. 

Este caso de Juana, sirve como ejemplo para todas las madres venezolanas, muchas de ellas cumplen con esa noble misión: madre, “padre”, orientadora y guía en todas las actividades de sus hijos, enseñándoles y abriéndoles el camino, a veces sin la preparación adecuada, por el contrario con muchas restricciones económicas. Esto puede servir para prevenir muchos casos de violencia escolar, el primer pinito para la desorientación del individuo. Es importante el estímulo en actividades deportivas, como un complemento en la vida estudiantil, son incontables los casos: buenos deportistas, son excelentes estudiantes y la mayoría de las veces, ciudadanos ejemplares.

Estamos conscientes de las dificultades para hacerle frente a estos graves problemas de nuestra sociedad, pero cruzarnos de brazos, resignados ante una calamidad de la juventud, sin buscar soluciones, es hacer el papel del avestruz, esconder la cabeza, sin importarnos el problema. Parece muy fácil y sencillo de echarle la culpa a Chávez por todo lo que está pasando, cuando sabemos, todo está relacionado por el ambicioso deseo de asumir el poder.

Si, usted, no es un desmemoriado, deben acordarse, cuando en época no muy lejana, la noticia alarmante era los muertos por un par de zapatos de “marca”; no existían los “BlackBerry” y Chávez todavía estaba en los llanos de Elorza como Comandante; eran los tiempos de AD y COPEI, solamente existía el reparto del poder quinquenal, mandando las barraganas; las mujeres humildes y sencillas, como Juana, estaban resignadas a vivir en los ranchos inhóspitos de cartón y láminas con la publicidad de algún producto comercial propio del capitalismo; los problemas se estaban incubando, ante la mirada indiferente de los gobernantes, brotando en los últimos años, para lamentablemente desbordar la capacidad de respuesta de las actuales autoridades. 

Piénselo bien, cuando quiera “quitarse” al niño, para colocarlo como un autómata frente al televisor; recuerde que muchos problemas de nuestra sociedad los engendra, la pantalla de ese extraordinario invento, el medio para imponer las pautas. Haga como Juana, este pendiente del niño y la escuela, aparte tiempo para llevarlo a practicar algún deporte, para que disfrute viéndolo correr en un campo deportivo, con la mente tranquila, dándole rienda suelta a sus emociones infantiles.
 
SALUDOS 

MIGUEL HERNANDEZ

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