Páginas que tengo en inetrnet

martes, 21 de mayo de 2013

Acerca de la imbecilidad

DR. ALBERTO DE LUCA BARTOLOMEO)  psicologo

Si nos cuestionásemos: ¿Cuál debería ser una de nuestras principales obligaciones en la vida?, la respuesta sería: No ser imbéciles. La palabra imbécil es más sustanciosa de lo que parece. Viene del latín baculus que significa “bastón”. El imbécil cojea, pero no de los pies, sino del ánimo. Aunque su cuerpo irradie energía y dé brincos, es su espíritu el débil. 

Existen varias formas de clasificar a los imbéciles, veamos: 1) El que cree que no quiere nada, que dice que todo le da igual, que vive en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no ronque. 2) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le presenta: marcharse y quedarse; bailar y estar sentado; masticar ajos y dar besos eróticos, todo a la vez. 3) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita los quereres de los otros o les lleva la contraria porque sí; todo lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa. 4) El que sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere con miedo o con poca fuerza. A fin de cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana, a ver si entonces se encuentra más animado. 5) El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad, se despista enormemente y termina confundiendo “la buena vida” con aquello que va a hacerle polvo. 

Todos estos tipos de imbecilidad necesitan bastón, es decir, necesitan apoyarse en cosas externas, ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad y la reflexión propias. No se diagnostica el mejor pronóstico para las personas de espíritu flojo. 

Sin embargo existe una forma de mejorar o en su defecto, evitar esta situación en tu vida, mediante lo que llamamos conciencia moral, que incluimos en los siguientes rasgos o características: 1) Saber que no todo da igual porque queremos realmente vivir y además vivir bien, humanamente bien. 2) Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos corresponde a lo que de veras conviene o no. 3) A base de práctica, ir desarrollando el buen gusto moral, de tal modo que haya ciertas cosas que nos repugne espontáneamente hacer: por ejemplo, que le dé a uno “asco” mentir. 4) Renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente responsables de las consecuencias de nuestros actos. Este es un campo de estudio de la psicoética que nos plantea una manera diferente de comportarnos en la vida. La psicología vuelve a sus raíces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

POR FAVOR REALIZA UN COMENTARIO SERIO