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miércoles, 16 de mayo de 2012

gabinete de educación especial

Para reducir el estrés de forma significativa, contamos con la ayuda de un arma poderosa: la imaginación. La utilización del pensamiento para el tratamiento de los síntomas físicos fue popularizada hacia finales de este siglo por Emil Coué, un farmacéutico francés. Coué creía que el poder de la imaginación era incluso superior al de la voluntad. Aunque es difícil conseguir un estado de relajación, podemos fácilmente imaginar que tal estado se extiende y distribuye por todo el cuerpo, o que nos encontramos en un lugar apartado, seguro y bello. Coué afirmaba, igualmente, que todos nuestros pensamientos acaban haciéndose realidad: uno es lo que piensa que es. Así, por ejemplo, si pensamos en cosas tristes, acabamos sintiéndonos tristes; si se tienen pensamientos ansiosos, se acaba por estar ansioso. Para sobreponerse a estos sentimientos de tristeza y de ansiedad hay que concentrar la mente en imágenes positivas para alcanzar sus efectos curativos. Del mismo modo, cuando predecimos que nos vamos a sentir solos y desgraciados, es muy probable que tal predicción se cumpla ya que estos pensamientos negativos se reflejarán en una conducta asocial que favorecerá el aislamiento. Una mujer que pronostique que va a tener dolor de estómago en el momento en que el jefe la llame a su despacho, sentirá con seguridad tal dolor, es decir, que es muy probable que sus pensamientos se somaticen: adquieran una manifestación orgánica. Coué encontró también que las enfermedades del tipo de los fibromas, tuberculosis, hemorragias y estreñimiento, empeoraban muchas veces al pensar en ellas de forma obsesiva Es por esto que recomendaba a sus pacientes que mientras caminaran se repitieran 20 veces, moviendo mecánicamente los labios, la ahora famosa frase: «Cada día, en cada momento, me siento mejor y mejor». Aconsejaba a sus pacientes que tomaran una posición cómoda y relajada, cerraran los ojos y practicaran una relajación general de todos los músculos. En el momento en que empezaran a entrar en un estado de «seminconsciencia», debían evocar una idea que expresara algún deseo, por ejemplo: «Mañana quiero sentirme relajado». De este modo, los niveles conscientes e inconscientes de la mente quedan lusionados permitiendo al inconsciente convertir un deseo en realidad. 62 Técnicas de autocontrol emocional Carl Jung, en su trabajo de principios de siglo, Utilizó una técnica para curar a la que llamó de «imaginación activa». En ella, los pacientes debían aprender a meditar sin finalidad ni programa previo; las imágenes llegaban y el enfermo tenía que sentirlas y observarlas sin que mediara ningún tipo de interferenciL Luego, si el enfermo lo deseaba, podía comunicarse con estas imágenes, haciendo preguntas o charlando simplemente. Jung utilizó la técnica de la «imaginación activa» para ayudar a los individuos a apreciar toda la riqueza de su vida interior y a desarrollar todo su poder curativo en los momentos de estrés. Las terapias de Jung y de la Gestalt han desarrollado, desde entonces, varias técnicas de reducción del estrés utilizando los poderes intuitivos e imaginativos de la mente. Síntomas sobre los que actúa Las técnicas en las que se utiliza la imaginación son efectivas en el tratamiento de diversas enfermedades físicas y otras relacionadas con el estrés, entre las que se encuentran los dolores de cabeza, los espasmos musculares, el dolor crónico de causa no determinada y la ansiedad generalizada o situacional. El grado de eficacia depende de la actitud de uno mismo y del nivel de convencimiento; el deseo de sentirse mejor no es suficiente, uno debe creer que lo logrará Tiempo de dedicación El alivio de un síntoma determinado puede notarse de inmediato o bien exigir varias semanas de práctica. Instrucciones La visualización, las imágenes dingidas y escuchar música, son tres formas de estimular la imaginación. Visualización Por medio de esta técnica podrá concentrarse mientras minimiza al máximo sus pensamientos, emociones y el dolor físico. Le resultará útil grabar cada ejercicio y escuchar la cinta desde una posición cómoda. 1. Interacción entre tensión y relación Cierre los ojos... Fíjese en la tensión que hay en su cuerpo... pausa... Eliga un símbolo para representar la tensión o el dolor que experimenta en este momento... pausa... Eliga otro símbolo que represente el concepto de relajación... pausa... Deje que ambos símbolos interaccionen de modo que, al final, la tensión resulte eliminada (Una mujer se imaginó su dolor como un bloque de hielo que le quemaba y se le clavaba en el abdomen. El símbolo que eligió para la relajación fue el del sol y ambos interaccionaban de modo que éste iba evaporando lentamente el hielo.) 2. Aparte su tensión Cierre los ojos... Imagine un color y una forma para su tensión o dolor... pausa... Ahora cambie el color y la forma... pausa... Aparte estos dos últimos elementos hasta que desaparezcan de su mente. 3. Colores Cierre los ojos... Imagine que su cuerpo está lleno de luces. Por ejemplo, una luz roja representa la tensión o el dolor y las luces azules representan la relajación... pausa... Imaginese las luces cambiando del rojo al azul o bien del azul al rojo y observe cualquier sensación física que experimente mientras tanto... pausa... Ahora imaginese que todas las luces de su cuerpo han adquirido un color azul y experimente con ello la sensación de una relajación total. 4. Tensión muscular Concentrese en aquella parte del cuerpo donde sienta una mayor tensión mus cular... Conceda a la tensión una imagen mental, por ejemplo, un peso que le oprime el estómago, una cuerda fuertemente anudada alrededor de los brazos, un candado que cierra su boca, un torno que le aprieta los hombros (según el lugar donde sienta la tensión)... Intente ver la relajación de esta imagen. Imagine que está cubierto ligeramente por una capa de arena tibia... su pierna derecha... la izquierda... el estómago... el pecho... y los brazos. O imaginese que una cálida manta, lentamente... lentamente le está cubriendo los hombros. Imágenes dirigidas Esta técnica representa otra forma de emplear la imaginación para lograr la relajación. Igual que en el ejercicio anterior, debe grabar las instrucciones y si no dispone de grabadora, puede recurrir a algún pariente o amigo para que se las lea. 1. El sendero de la montaña Cierre los ojos... Imagines e que está apartándose del lugar donde vive... Deje atrás los ruidos y las prisas cotidianas... Imagine se que cruza un valle y que se acerca a una sierra... Imaginese en ella... Está subiendo por un camino tortuoso... Encuentra en él un sitio donde pararse... Encuentra un sendero por el que sube... Empiece a subirlo... Busque un lugar cómodo donde pararse... Cuando lo haya encontrado y llegado a este punto, tómese algo de tiempo para examinar toda la tensión que hay en su vida... Conceda mentalmente a la tensión y al estrés, formas y colores... Mírelos con cuidado y luego déjelos en el margen del sendero donde se halla... Continúe subiendo por él hasta que llegue a la cima de una colina... Mire desde ella... ¿Qué ve?... Busque un lugar atractivo y cómodo y diríjase hacia él... Fíjese en los alrededores. .. ¿A qué se parece?... Fíjese en las vistas, en los olores, en los sonidos... Repare en cómo se siente... Instálese y, poco a poco, empiece a relajarse... Ahora se siente totalmente relajado... Experimente la sensación de estar total y completamente relajado... Descanse de tres a cinco minutos... Mire a su alrededor otra vez... Recuerde que éste es su lugar especial para relajarse al que pueden ir siempre que lo desee... Vuelva de nuevo a su habitación y dígase a sí mismo que todas estas imágenes, fruto de su imaginación, las ha creado usted y que puede recurrir a ellas siempre que desee relajarse. 2. Recuerdo activo. Este ejercicio puede realizarse en cualquier momento del día, pero para facilitar su aprendizaje lo expondremos como si lo lleváramos a cabo al final de la jornada. Cierre los ojos... Trasládese al principio del día... ¿Cómo fue su despertar?... ¿Cómo se sintió?... Piense en sus pensamientos o sensaciones... pausa... Libérese de estos pensamientos y sensaciones... Libérese de esa parte del día... Pertenece al pasado y ya no puede hacer nada para cambiarla. Ahora estamos en la hora de comer... Piense en cómo fueron sus pensamientos y sensaciones... ¿Cómo fueron para usted las horas comprendidas entre las 11.00 y las 2.00?... Libérese de los pensamientos y sensaciones de esa parte del día... Ambos pertenecen ya al pasado... Ya no puede cambiarlos. Piense ahora en el tiempo transcurrido entre las 2.00 y las 5.00... ¿Cómo fue para usted esa parte del día?... Recuerde cuáles fueron sus pensamientos y sensaciones... Libere se de ellos... Dígase a sí mismo que ambos pertenecen al pasado... Ya no puede cambiarlos. Piense ahora en la tarde, en las horas transcurridas entre las 5.00 y las 7.00... ¿Cómo fue para usted esta parte del día?... Piense en lo que sintió y pensó en esas horas... Libérese de los pensamientos y sensaciones que experimentó durante este tiempo... Pertenecen al pasado y ya no puede hacer nada para cambiarlos. Ya son las 8.00 de la tarde... Rápidamente retroceda al principio del día y asegúrese de que se siente liberado de todo lo que pensó y sintió durante este día... Siéntase totalmente en el presente... Empiece a sentir cómo comienza a sentirse relajado... Siéntase relajado... siéntase totalmente relajado. Imaginación 65 3. Enfrentarse a lo desconocido Cierre los ojos... Imagínese que está en el bosque... Está oscuro y sopla el viento... Se ha perdido... ¿Qué siente en este momento?... Observe su cuerpo y las áreas que siente en tensión... Experiméntelo durante un minuto... pausa.. Imagínese que encuentra un lugar para salir de este bosque oscuro y frio... Sienta cómo la tensión va desapareciendo de su cuerpo... Irá desapareciendo a medida que vaya encontrando un camino... Sienta cómo toda la tensión va siendo eliminada de su cuerpo... Usted está relajado... Usted está seguro... Se siente cómodo. 4. Crear las propias imágenes. La técnica de las imágenes dirigidas incluye buscar una posición cómoda, cerrar los ojos, concentrarse en las propias sensaciones fisicas y practicar una respiración profunda. Una forma de crear las propias imágenes es atender cualquier fantasía que le acuda a la mente. Por ejemplo, puede que se pregunte cuánto rato le va a durar el dolor de cabeza que siente en este momento. Cierre los ojos y deje que su imaginación le conteste a la pregunta. Imaginese distintos lugares: la playa, las calles de la ciudad, un arroyo, etc. De entre todas las escenas que ha imaginado, elija una donde relajarse y de la que sólo usted disfrutará. ¿Qué olor percibe, cómo es su estructura, qué ve, cómo se siente su cuerpo? Imagine que está haciendo algo que le relaja, por ejemplo que está pescando, que está disfrutando de una buena comida, charlando con los amigos, o que está sentado junto al fuego, con un buen libro en las manos. Para cuando se halle instalado en la escena que ha imaginado y se haya relajado en ella, su dolor de cabeza ya habrá desaparecido. En el espacio que hay a continuación, describa algunas imágenes que le resulten atractivas. Retóquelas, púlalas y luego grabelas en una cinta. Cada vez que sienta la necesidad de una relajación profunda, cierre los ojos y escúchela. Técnicas de autocontrol emocional Escuchar música Escuchar música es una de las formas más corrientes de relajación. Dado que cada persona otorga un sentido distinto a cada música, es importante que cuando quiera escuchar música para relajarse, elija una que sea tranquila y suave. Puede grabar media hora ininterrumpida de música relajante, que puede escuchar cada día o sólo con fines relajantes. Escuchar de nuevo una música que en el pasado le sirvió para relajarse trae consigo la asociación de algo positivo que le puede servir para relajarse en otro momento. Para sacar el máximo provecho a la sesión de música, debe buscar media hora en la que, de forma ininterrumpida, pueda estar solo. Conecte la música que haya elegido, instálese en una posición confortable y cierre los ojos. Busque mentalmente áreas de tensión, de dolor y de relajación en su cuerpo. Observe cuál es su humor cuando está concentrado en la música. Cada vez que un pensamiento no deseado aparezca en su mente, fíjese en él y luego descárguelo recordando en todo momento que debe concen-trarse en la música y relajarse. Una vez que la música haya terminado, deje que su mente recorra su cuerpo para averiguar cómo se siente. ¿Hay alguna diferencia en cómo está ahora y en cómo estaba al empezar? ¿Hay alguna diferencia entre su humor actual y el que tenía al empezar? Las dos técnicas de imágenes dirigidas y de relajación mediante la música pueden combinarse en un mismo ejercicio llamado Hallar en la Música un Aliado: Póngase en una posición cómoda y cierre los ojos... Siéntase fluir junto con la música... Descanse un minuto o dos... Diríjase hacia su lugar especial para relajarse... Camine por él... Experimente cómo se siente cómodo y seguro en este lugar... Mire alrededor hasta que encuentre alguna persona o cosa que pueda convertirse en su aliado, en su amigo... Imaginese hablando con este compañero. Usted y su nuevo amigo se disponen a examinar la tensión y el estrés que hay en su vida... Pregúntele cuál es la causa de ambos... Pregúntele también ¿qué están tratando de decirme mis síntomas?... Finalmente, pregúntele a su aliado ¿cómo puedo sentirme más relajado y afrontar mejor el estrés que conlíeva la vida? Juntos examinarán estas preguntas durante sietes días, en cada uno de los cuales discutirá y examinará su tensión y estrés y los dejará a un lado. Para ello deberá acudir cada día a su lugar especial de relajación. Al séptimo día, o quizá antes, usted y su compañero habrán encontrado la respuesta a sus preguntas. Aunque ya haya encontrado respuesta los primeros dos o tres días, continúe el ejercicio porque puede ser que en días posteriores se le ocurran respuestas distintas. Deje de nuevo que su cuerpo fluya con la música y relájese. Vuelva a la realidad de su habitación en el momento en que la música deje de sonar.

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