Páginas que tengo en inetrnet

miércoles, 26 de abril de 2023

Discapacidad, comunicación y acceso a la cultura

 

Discapacidad, comunicación y acceso a la cultura

Fuente: Revista Down 21


Todo ser vivo tiende a comunicarse con su entorno, porque en ello le va la vida, “su” vida. Hoy sabemos cómo elementos vivos que constan de una sola célula envían a, y reciben de, su ambiente mensajes bien cargados de información; cómo las células de nuestro organismo se comunican unas con otras como método indispensable para crear y mantener un equilibrio que promueva la supervivencia y el enriquecimiento del conjunto; y cómo los seres que coronamos la maravillosa realidad de nuestro mundo en que vivimos ―los seres humanos― necesitamos de la comunicación para promover y enraizar nuestro propio yo dentro de la comunidad que nos rodea, y, no menos importante, para mantener el equilibrio indispensable para la supervivencia ―tantas veces inestable― de nuestra especie.

La ruptura de esta cualidad comunicativa perturba profundamente nuestro desarrollo. Las deficiencias para percibir informaciones sensoriales de diversa naturaleza, la incapacidad para procesar e interpretar esas informaciones, o las dificultades para expresarlas adecuadamente, como es el caso del síndrome de Down, limitan a veces de manera radical la integración del individuo en el mundo que le rodea, lo marginan, lo inhabilitan para acceder al gran mercado de la relaciones interpersonales y de la cultura.

Vencer tamaños obstáculos con las herramientas adecuadas para cada tipo de discapacidad ha sido siempre el gran reto de los educadores y pedagogos. Su imaginación, su capacidad de análisis, su disponibilidad para incorporar nuevos y poderosos instrumentos mediante la moderna tecnología han conformado una larga serie de éxitos en la capacidad comunicativa de los que debemos enorgullecernos todos.

Sin duda, las dificultades para interpretar la información e integrarla coherentemente en nuestro cerebro constituyen los obstáculos más serios para la comunicación, los que exigen mayores recursos ―no tanto económicos como creativos, es decir, mentales―, más tiempo, más esfuerzo. Por eso nos congratula tanto saber que hay buenos profesionales que analizan con tesón las peculiaridades propias de cada discapacidad, incluida la mental, que diseñan soluciones y que éstas funcionan. El resultado es que muchos seres humanos, que parecían condenados a vagar fuera de nuestro mundo cultural, son introducidos en mayor o menor grado dentro de la gran red de la comunicación. Algo hermoso está ya ocurriendo en nuestro mundo, porque hay personas comprometidas que están consiguiendo que los ciegos vean, los sordos oigan, las personas con retraso mental lean y entiendan.

Una vez que conseguimos que la información penetre y empiece a ser reconocida e integrada, hemos abierto una auténtica caja de Pandora porque entra en juego la potencialidad del cerebro, aun la del cerebro con limitación en sus propiedades, y se desencadena una secuencia de logros y de acontecimientos cuyo fin resulta a veces imprevisible. Mejorar la recepción comunicativa y facilitar la capacidad de interpretarla son factores que despiertan y estimulan la potencialidad del pensamiento y de la razón; promueven y suscitan la relación interpersonal; enriquecen el influjo de ideas y los lazos de vinculación con las demás personas. Por eso, conseguir que una persona con síndrome de Down aumente y fortalezca su capacidad de comunicación es asegurar su presencia en el mundo de la cultura y que, en definitiva, la humanidad recupere a uno de sus miembros; es decir, que sea ella misma la que se enriquezca.

Es mucho lo conseguido en el mundo del síndrome de Down en relación con la comunicación. Pero todavía es ingente el trabajo que hay que realizar por la cantidad de personas que todavía carecen de la necesaria capacidad para comunicarse y para entrar en el mundo de la cultura. Muchos siguen creyendo que basta con que el niño y el adolescente con síndrome de Down acudan a clases de logopedia; y no es así. Esas clases serán necesarias pero ciertamente son insuficientes. La comunicación se aprende en la familia… si se ejercita de manera regular y permanente por parte de todos sus miembros; si el libro ―en papel o en pantalla, es decir: letras, texto y no sólo imágenes― es un instrumento habitual en la casa.

De cara a asegurar una digna calidad de vida en la etapa adulta, la habilidad comunicativa y las ganas de participar activamente en el medio social y cultural en que se encuentre, van a ser grandes pilares de su bienestar emocional. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

POR FAVOR REALIZA UN COMENTARIO SERIO