Los docentes tenemos que dedicar tiempo a escuchar atentamente a nuestros alumnos
LUISA PERNALETE | EL UNIVERSAL
martes 7 de enero de 2014 12:00 AM
Una vez, en una reunión a la que asistían madres y sus hijos adolescentes, que servían de evaluadores del curso que terminaban sus mamás, uno de ellos dijo que aspiraba que la de él lo escuchara más. No dijo que hablara menos, sino que lo escuchara.
No hay convivencia pacífica sin escucha. La "Pedagogía de la escucha" - PE - es un ingrediente indispensable en una escuela que debe promover la paz. También en una sociedad que debe pacificar a sus ciudadanos.
Leí en alguna parte que la sabia naturaleza nos había dotado de una boca y dos orejas, o sea que tenemos la capacidad instalada para escuchar el doble de lo que hablamos. No hay excusas, lo que falta es la voluntad de utilizar nuestras capacidades.
En la escuela es urgente que apliquemos la PE. Los docentes, en primer lugar, tenemos que dedicar tiempo a escuchar atentamente a nuestros alumnos: las razones de sus actos y las de sus omisiones, sus miedos, sus aspiraciones, sus propuestas para mejorar la convivencia, los peligros que les rodean... . En segundo lugar, hay que escuchar a las madres: lo que esperan de la escuela, el tiempo que tarda el agua en llegar a sus casas, la hora en la que comienza su día para que le alcance, las cuentas en las que priva la resta y falta la suma, los miedos de cada mañana cuando ven salir a sus hijos a la escuela, la alegría que sienten cuando de la escuela mandan una felicitación y no una queja... En tercer lugar, a nosotros mismos, escucharnos como equipo y así, tal vez veamos que tenemos problemas comunes y entre todos podemos encontrar soluciones; escucharíamos probablemente que la violencia en la escuela nos está afectando y que no tenemos suficientes herramientas para enfrentarla. Tal vez algún compañero diga que tenemos que defender los días de clase, y tal vez otro que tenemos derecho a educar en paz y a llegar vivos y tranquilos a la escuela, tal vez descubramos que hay colegas con ideas luminosas ante los nuevos problemas.
La pedagogía de la escucha supone que afinemos todos los sentidos para ver, olfatear y sentir lo que no se dice. Escuchar los silencios. ¿Por qué esa niña está triste? ¿Por qué esa mamá nunca habla en las reuniones? ¿Qué calla la madre en la cola de cada día? ¿Qué dice ese adolescente en su cuaderno en blanco? ¿Qué dicen los que no hablan?
Los gobernantes también deberían entrenarse en la PE. Hablar menos y escuchar más. A la par de la escuela, no sólo escuchar a los que se atreven a protestar sino también a los que callan. Debería ser un curso obligatorio para todo funcionario público.
A escuchar se aprende, no requiere dólares de Cadivi. Sólo un poco de silencio y voluntad.
www.cfipj-feyalegria.org
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