FUENTE:
http://www.wilfredobolivar.com/index.php?option=com_content&view=article&id=21:la-batalla-de-araure-espera-por-su-glorioso-campo&catid=3:cronica&Itemid=4
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Va quedando en los papeles extraviados por el tiempo los sucesos ocurridos en la Batalla de Araure aquel miércoles 5 de diciembre de 1813. Fueron más de siete mil soldados que en las sabanas al oeste del cerro La Galera probaron de cerca los estragos de la guerra. Dos mil soldados quedaron tendidos en el campo de batalla y muy pocos tuvieron la ocasión de escribir lo sucedido.
Una de las pocas narraciones que se conserva fue escrita por el Coronel Tomás Montilla, Secretario de Guerra del Ejército Libertador, testigo de los sucesos. Al día siguiente, en el pueblo de la Aparición de La Corteza, fue él quien escribió el Boletín Nº 25 con detalles de lo sucedido. Estos son algunos de sus párrafos: “El 3 habiéndose sabido, por varios prisioneros, que las tropas de Ceballos y su tren de artillería habían pasado a reunirse con el ejército de Yáñez en Araure, dispuso el general en jefe que retrocedieran los cuerpos que había en El Altar y Cojedes, e hizo marchar todo el ejército al pueblo de Agua Blanca, donde permaneció aquella noche sin novedad. El día 4 marcharon las Divisiones a Araure, y acamparon a las cinco de la tarde a un cuarto de legua de la Villa frente al ejército español que ocupaba las alturas detrás de la población. Por la noche nada ocurrió”.
“El 5 se puso en movimiento el ejército. La vanguardia compuesta del Batallón Valerosos Cazadores y dos escuadrones, ocupó la altura de la derecha; el centro, retaguardia y reserva entraron en Araure, donde supimos que el enemigo en número de mas de tres mil y quinientos hombres con diez piezas de artillería se hallaba situado en las inmediaciones; su posición era en la entrada de la montaña del Río Acarigua, apoyadas sus alas en dos bosques, y cubierto el frente por un lago que impedía el ataque de nuestra infantería por aquella parte; su espalda estaba guarnecida de bosques por los costados, que ocultaban sus fuerzas y protegían su retirada”.
No cabe duda que estos “bosques por los costados” están referidos al bosque de galería de la Quebrada de Araure. Para inspeccionar y subir hacia el área que actualmente ocupa el hospital y el monumento, por allí atravesaron las tropas de Manuel Manrique con una descubierta de 200 Cazadores. Después subió El Libertador antes de entrar en combate. Así describe Montilla lo sucedido: “Nuestra descubierta que temerariamente empezó la acción con todo el ejército español, fue auxiliado por el Batallón de Valerosos Cazadores, que de improviso se halló flanqueado y cortado por mil hombres de caballería, sufriendo además el fuego de la artillería e infantería enemiga; su excesiva intrepidez le hizo perecer (...) El batallón entero quedó en el campo, y apenas se salvaron algunos oficiales. Entre tanto nuestras Divisiones se acercaron, y la línea de batalla se formó (...) Nuestra infantería sufriendo impávidamente repetidas descargas de artillería rompió el fuego y atacó la línea enemiga (...) El enemigo al vernos atacar a la bayoneta hizo marchar su caballería por nuestra derecha con intento de distraernos, o desordenarnos, pero habiendo cargado nuestra reserva rápidamente sobre ella, le dispersó y persiguió, lo que decidió la victoria (...) La derrota de los españoles fue tal cual debía ser; sus más aguerridas tropas fueron completamente destruidas”... (Escritos del Libertador, Vol. IV: ps 320 – 321).
La derrota en Araure del General José Ceballos y el realista José Yánez fue la derrota del ejercito español. En el campo los enemigos dejaron 500 muertos, entre 300 y 800 prisioneros que fueron pasados por las armas, 10 cañones, 1000 fusiles, 6 sacos de plata y 5 banderas. Una de ellas, el orgulloso estandarte de Numancia, fue entregado por Bolívar al Batallón Sin Nombre, comandado por Florencio Palacios, bautizándole con el título de “Vencedor de Araure”.
Para Araure le quedó la gloria y el campo. Un viejo árbol, donde la tradición oral afirma que El Libertador dirigió la batalla sirvió de referencia para levantar un monolito conmemorativo. El monumento fue inaugurado por el gobierno del Gral. Juan Vicente Gómez el 19 de Diciembre de 1933 y en 1996, doscientas hectáreas fueron declaradas por el Instituto del Patrimonio Cultural como “Campo de la Batalla de Araure”. Desde entonces nuestra Fundación CAMBAMITAR ha tratado de dignificar el escenario de la batalla aprovechando su valor histórico y su condición de Zona Protectora.
Existe un proyecto que aspira convertir este Campo de Batalla en un “aula abierta” a la educación ambiental y al rescate de la memoria nacional. Mientras más pronto se comience, más pronto iremos avanzando hacia la meta de que el Estado Portuguesa pueda mostrar un escenario dignificado. Ahí están los ejemplos de Carabobo, Niquitao y los Horcones, con proyectos de Parques Temáticos, con la inmensa utilidad de educar el país que nos espera hacia adelante.
Recientemente el Presidente Hugo Chávez, sancionó un decreto referido a la valoración de los Monumentos Nacionales que involucra los campos de batalla. Más allá de las fronteras de Araure, esta es una gran oportunidad que puede aprovechar la Gobernación del Estado, a fin de preparar este escenario para el turismo, el estudio de la historia y la educación ambiental. Portuguesa tendría con ello una magnifica oportunidad para mostrar su potencial y, con honor, podemos dignificar la memoria de quienes como Tomas Montilla escribieron lo ocurrido en la gloriosa sabana araureña.
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