AMÉRICA LATINA, UNA REGIÓN DESIGUAL Y DIVERSA
Estas políticas han tenido como consecuencia una baja importante de los índices de pobreza e indigencia, una reducción de la desigualdad en la distribución del ingreso en la mayoría de los países y una mayor movilidad intergeneracional. El promedio regional de personas que viven en la pobreza es de un 29,4%, incluyendo un 11,5 en condiciones de indigencia, frente a un 48,3 y un 22,5 de 1990, aunque todavía hay un conjunto de países con tasas elevadas de pobreza (cepal, 2012). Se estima que al menos el 40% de los hogares de la región ha ascendido de «clase socioeconómica» entre 1995 y 2010, por lo que actualmente los porcentajes de población en situación de pobreza y de clase media están prácticamente igualados (Banco Mundial, 2013)
UNA MIRADA A LA EXCLUSIÓN EDUCATIVA EN AMÉRICA LATINA
Existe en la actualidad un amplio consenso respecto a que el derecho a la educación va más allá del mero acceso o escolarización, sino que constituye el derecho a una educación de igual calidad para todos que debe promover el máximo desarrollo y aprendizaje de cada persona, y el derecho a educarse en las escuelas de la comunidad en igualdad de condiciones. La educación inclusiva es, por tanto, un componente del derecho a la educación.
Desigualdades en el acceso a la educación
La educación de la primera infancia ha tenido avances alentadores, siendo la región de los países en desarrollo que muestra los mayores progresos y un futuro más promisorio. La casi totalidad de los países cuenta con políticas o planes integrales de la primera infancia, existe una mayor institucionalidad de este nivel educativo y una tendencia a incluir uno o dos años (tres en México) de la educación de la primera infancia dentro de la educación obligatoria, o a universalizar el acceso en las edades de 4 y 5 años, aunque no sea obligación para los niños y sus familias asistir a los centros o programas.
Las desigualdades al interior de los países son muy marcadas y están dadas por el origen socioeconómico y el lugar de residencia, acentuándose en el tramo de edad de 0 a 3 años. Los menores niveles de acceso a la educación corresponden a los niños y niñas que provienen de Inclusión educativa en América Latina: caminos recorridos y por recorrerhogares de menores ingresos y de zonas rurales, y en la mayoría de los países la principal oferta de jornada extendida y de mejor calidad es privada, y su cobertura depende de la
capacidad de pago de las familias (cepal, 2010).
Educación primaria
La educación primaria es la etapa donde ha habido mayores progresos en el acceso y se ha logrado una mayor equidad. Casi todos los países tienen tasas netas de matrícula superiores al 90%, y la mitad se aproxima a la universalización (oei, 2012), pero todavía hay cerca de un 4% de estudiantes en edad de cursar este nivel que permanece excluido de la escuela (unesco, 2011). La no escolarización se debe al ingreso tardío o a la deserción, más que al hecho de no matricularse en la escuela.
Las diferencias en las tasas de escolarización según género, nivel socioeconómico, lugar de residencia o pertenencia étnica son muy pequeñas o inexistentes (oei, 2012), pero se aprecian brechas importantes en el acceso de los niños y niñas con discapacidad, que se amplían en niveles educativos posteriores. En México, por ejemplo, según el censo del año 2000, solo el 62% de los niños con discapacidad de 6 a 14 años estaba escolarizado, mientras que el 91,3% de la población general asistía a la escuela. En Brasil, en tanto, el porcentaje de estudiantes de 7 a 14 años con discapacidad era de un 88,6% frente a un 94,5% en el caso de los niños sin discapacidad (Stang, 2011).
Educación secundaria
En esta etapa se acentúan las desigualdades según nivel socioeconómico, lugar de residencia, etnia y género. Las tasas de escolarización de los estudiantes indígenas y afrodescendientes son menores en la mayoría de los países, salvo en los que tienen una cobertura prácticamente universal. En algunos casos las diferencias son leves, pero en otros las brechas superan los 10 puntos porcentuales (oei, 2012). En la educación secundaria y técnico profesional son los varones los que se encuentran en una situación de desigualdad (unesco, 2010).
Desigualdades en la permanencia y conclusión de estudios
Los avances en el acceso a la educación no han sido acompañados de medidas efectivas para que todos los estudiantes realicen trayectorias educativas satisfactorias y concluyan los años de educación obligatoria establecidos en cada país. Las tasas de conclusión de la primaria varían desde porcentajes cercanos al 100% a valores de 60% o 40%. La retención es un gran desafío en algunos países. Así, por ejemplo, en Guatemala y Nicaragua, que poseen tasas de escolarización superiores al 90%, solo concluyen la educación primaria el 40% y 62% de los estudiantes, respectivamente (oei, 2012).
Las tasas de conclusión de la educación secundaria superior son aun más bajas. En la mayoría de los países, el porcentaje de jóvenes de 20 a 24 años que ha culminado este nivel educativo se sitúa entre el 40% y el 60%, mientras que en la mayoría de los países europeos y de la ocde este porcentaje es cercano al 100% (oei, 2012). Las brechas en la educación secundaria superior se tornan más agudas. El promedio regional de la población de 25 a 29 años que concluyó este nivel educativo, según datos de 2005, fue de solo de un 0,6% en el quintil de menores ingresos frente a un 22% en el quintil de mayores ingresos; un 1,7% en las zonas rurales versus un 8,7 de las urbanas, y un 2% de jóvenes indígenas frente a un 4,8% no indígenas (Hopenhayn, 2008).
Desigualdades en el aprendizaje
Aunque todavía quedan tareas pendientes para garantizar que todos los estudiantes accedan a la educación primaria y secundaria, y la concluyan, el principal desafío que enfrentan los países de América Latina, y el de mayor complejidad, es reducir las brechas en el aprendizaje.
El aumento del acceso a la educación de los grupos marginados no ha supuesto un mayor acceso al conocimiento o el desarrollo de las competencias necesarias para participar en igualdad de condiciones en la actual sociedad del conocimiento, acceder a un empleo digno y ser ciudadanos de pleno derecho (Blanco, 2011). Es necesario dar el salto desde la inclusión en la escuela a la inclusión en el aprendizaje para lograr la democratización en el acceso al conocimiento, factor clave para la construcción de sociedades más justas y democráticas.
Las evaluaciones internacionales (pisa iniciales) ponen de manifiesto los bajos niveles de aprendizaje y la gran desigualdad de su distribución entre los diferentes grupos sociales. Entre un 30% y un 65% de los estudiantes latinoamericanos participantes en la evaluación pisa 2009 no alcanzaron los niveles de aprendizaje considerados imprescindibles para afrontar con éxito la formación posterior, encontrar un empleo mínimamente cualificado o ejercer los derechos, las libertades y las responsabilidades que implica el ejercicio de la ciudadanía (oei, 2012).
El desempeño de los estudiantes de escuelas rurales, con excepción de un país, es menor que el de las urbanas en todas las áreas y grados evaluados, y el rendimiento de las escuelas privadas es mayor que el de las escuelas públicas en la mayoría de los países, reduciéndose las diferencias en matemáticas (orealc / unesco, 2008).
América Latina es la región de los países en desarrollo con mayor nivel de iniciativas para apoyar a las familias con el fin de asegurar el acceso y permanencia de sus hijos en la educación. Las estrategias adoptadas incluyen transferencias monetarias, campañas de concientización, ayudas para transporte o útiles escolares, becas, textos escolares gratuitos, servicios de salud y alimentación, y subsidios por hijo. La más frecuente son los programas de transferencias monetarias condicionadas, consistentes en transferir a las familias de escasos recursos cierta cantidad de dinero condicionada al uso de servicios sociales como educación y salud. Algunos programas ofrecen además apoyo psicosocial y seguimiento a las familias, capacitación y microcréditos. Tan solo tres de estos programas han incorporado de manera explícita a los
pueblos indígenas, a pesar de su grave situación de exclusión (Cecchini y Martínez, 2011).
LA MIRADA DE LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA
Diversos autores sostienen que la enorme desigualdad de la región tiende a reproducirse en la escuela de hoy, donde prevalece la homogeneización, la jerarquización y una cultura dominante que niega las diferencias de origen, individuales, sociales y culturales. Perrenoud (1998) se refiere a la fabricación de desigualdades desde el contexto escolar. De acuerdo a Reimers (2000), existen cinco procesos educativos a través de los cuales se transmite la desigualdad, que van desde la diferencias de acceso y permanencia en los distintos niveles educativos de las poblaciones provenientes de hogares de mayores o menores ingresos, hasta los contenidos y procesos educativos que se ofertan en la escuela.
fuente: http://www.oei.es/publicaciones/Metas_inclusiva.pdf
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