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martes, 27 de noviembre de 2012

Luchan por sacar adelante a niños autistas

Hace 3 años, Jessica recibió el diagnóstico de su hijo: tiene el síndrome de Asperger, un trastorno neurológico dentro del espectro autista. Aunque fue doloroso confirmarlo, a la vez se sintió aliviada al saber lo que realmente tenía Yussef, hoy de 10 años. Dijo sentirse indignada por el trato que reciben los niños autistas, porque gran parte de ellos son rechazados hasta por la propia familia, al ser catalogados como niños “chiflados”. El autismo tiene un desarrollo multifactorial, no definido en la actualidad, y se detecta entre los primeros tres años de un menor. Las principales características de los niños con este padecimiento son la incapacidad para socializar, tienen torpeza motriz, lenguaje retardado, un tono de voz como robotizado en un tono muy alto, son muy obsesivos con temas que les interesan, se frustran rápidamente y explotan, apilan los objetos o tienden a ponerlos en línea y no obedecen ni siguen instrucciones. “Entiendo que a veces ha sido la ignorancia la que nos lleva a rechazar a los niños autistas. Es por eso que hago un llamado a la sociedad para hacer conciencia hacia este tipo de personas”, refirió Jessica. La madre de familia libra una lucha a diario por sacar a su hijo adelante, y hoy Yussef registra un gran progreso, debido al apoyo de instituciones especiales y el respaldo que ha tenido su hijo en las escuelas primarias Cuauhtémoc, Leona Vicario y actualmente en la Simón Bolívar, donde se cuenta con maestras de apoyo. Yussef también ingresó a los Scout, grupo en el que lo apoyaron a pesar de no estar preparados para este tipo de casos, y también tuvo la oportunidad de tomar clases de taekwando. En Nuevo Laredo se ha incrementado el número de casos de autismo, que no se considera como una discapacidad física sino social, pues quienes lo padecen son personas que no pueden socializar fácilmente. En la actualidad se atienden más de 100 casos, tan sólo en la Zona 1 de Educación Especial y el Centro Educativo y de Rehabilitación AC (Cerac), pero hay otras instituciones y organismos en los que se brinda ayuda a familias con integrantes autistas, además de que existen numerosos casos en proceso de diagnóstico. “Dentro de la lucha que vivo todos los días, hasta cierto punto he descansado al saber qué es lo que tiene mi hijo, y que todo lo que hace tiene una explicación. Aunque mi deber es ayudarlo a encontrar la mejor manera de progresar y hacerlo sentir que es un niño como cualquiera, que tiene derecho a ser feliz y en vez de esconderlo, lo presumo y estoy orgullosa de él”, externó Jessica. Con educación y tratamiento inclusive médico, pero principalmente el amor de la familia, los niños que padecen autismo pueden lograr grandes oportunidades de desarrollo. Alma Rosa Luján Martínez, presidenta del Cerac, madre de un hijo autista, destacó que es muy importante que los padres de familia conozcan el patrón de conducta de un menor, desde su nacimiento y cómo se va desarrollando. “Un niños a veces se va desarrollando bien, pero en un momento su cerebro deja de conectarse. Es algo bien doloroso, porque a ti te dicen que tienes un niño sano y de un momento a otro el niño deja de conectar neurológicamente su desarrollo. Por eso es muy importante que los médicos dieran el patrón de los niños, cómo se va desarrollando. Nadie te dice qué es lo que hará el niño cuando va creciendo”, expresó Luján Martínez. Esta asociación civil cuenta con 20 niños que se atienden sicológicamente, destacando que existen diferentes niveles de autismo; sin embargo, tienen tres factores en común como problemas para socializar, con su imaginación e integración de ideas, así como la imposibilidad de comunicarse. Martha Eugenia Varela Romero, sicóloga y asesora técnico-pedagógica en la Zona 1 de Educación Especial, resaltó que el autismo es uno de los trastornos más complicados en manejar, debido al tipo de conductas que se llegan a desarrollar por parte de las personas que lo padecen. “El diagnóstico lo tiene que dar un neurólogo; sin embargo, los padres deben observar las conductas o aspectos del niño, y es después de los tres años. El niño puede llevar un desarrollo normal, pero a los tres años, puede tener un retroceso. Es ahí donde se pueden dar cuenta de que algo no anda bien. Mi hijo ya hablaba y dejó de hacerlo, empieza a tener conductas diferentes”, dijo Varela Romero. En la Zona 1 de Educación Especial, se cuenta con 77 alumnos en diferentes instituciones, 25 de ellos distribuidos en dos Centros de Atención Múltiple y en el Centro Laboral, que reciben capacitación en diferentes talleres. En las primarias con Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación regular, son 36 niños, y 16 integrados en secundarias. Actualmente, la Zona 1 de Educación Especial busca la integración de jóvenes autistas a la preparatoria, lo que sería un importante logro, ya que el desarrollo educativo de la persona con autismo, se elevaría. Uno de los principales aspectos en los que se trabaja con las personas autistas es el control de sus manerismos o conductas, instrucciones y socialización. En ocasiones, los propios padres requieren de apoyo sicológico, cuando no hay la aceptación del autismo. “Existen padres de familia, que ni siquiera saben que sus hijos están padeciendo un trastorno y eso nos damos cuenta con los padres de preescolar, y en ocasiones sólo piensan que sus hijos son chiflados por eso tienen conductas agresivas, cuando esto se tiene que analizar, además del miedo que los padres enfrentan, al tener un diagnostico de que su hijo tiene una discapacidad, ya sea física o social”, puntualizó la sicóloga. Los niños con este trastorno, se catalogan doblemente excepcionales, ya que tienen cualidades impresionantes, como las matemáticas, musicales, artísticas, aunque no existe una profesión definida para estas personas, pues todo depende de la educación y el apoyo que reciba. Varela Romero aconsejó a los padres de familia que se den cuenta de que posiblemente su hijo no se esté desarrollando como ellos quisieran, que acepten que necesitan ayuda y buscarla. Paciencia, aceptación y lo más importante, amar a los hijos como son. “Dios no nos da nada que no podamos solucionar. Tal vez nos cierra la rendija, pero nos da la llave para poderla abrir”, añadió. SIGNOS DE ALERTA Se considera que una persona tiene autismo si ha tenido o tiene en alguna etapa de su vida, cuando menos siete de las siguientes características: Lenguaje nulo, limitado o lo tenía y dejó de hablar. Ecolalia, repite lo mismo o lo que oye (frases o palabras). Parece sordo, no se inmuta con los sonidos. Obsesión por los objetos, por ejemplo, le gusta traer en la mano un montón de lápices o cepillos sin razón alguna. No tiene interés por los juguetes o no los usa adecuadamente. Apila los objetos o tiende a ponerlos en línea. No ve a los ojos, evita cualquier contacto visual. No juega ni socializa con los demás niños. No responde a su nombre. Muestra total de desinterés por su entorno; no está pendiente. No obedece ni sigue instrucciones. Pide las cosas tomando la mano de alguien y dirigiéndola a lo que desea. Evita el contacto físico. No le gusta que lo toquen o carguen. Aleteo de manos (como si intentara volar) en forma rítmica y constante. Gira o se mece sobre sí mismo. Se queda quieto observando un punto como si estuviera hipnotizado. Camina de puntitas (como ballet). No soporta ciertos sonidos o luces (por ejemplo, la licuadora o el microondas). Hiperactivo (muy inquieto) o extremo pasivo (demasiado quieto). Agresividad y/o autoagresividad (se golpea a sí mismo). Obsesión por el orden y la rutina, no soporta los cambios. Se enoja mucho y hace rabietas sin razón aparente o porque no obtuvo algo. Se ríe sin razón aparente (como si viera fantasmas). Comportamiento repetitivo, es decir, tiende a repetir un patrón una y otra vez en forma constante.Entiendo que a veces ha sido la ignorancia la que nos lleva a rechazar a los niños autistas. Es por eso que hago un llamado a la sociedad para hacer conciencia hacia este tipo de personas”.

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