Páginas que tengo en inetrnet

domingo, 22 de julio de 2012

CONVERGENCIA DE DOS INICIATIVAS, proyecto Chiguará

En  enero de 1984 tiene lugar el encuentro de dos grupos diferentes de venezolanos con una preocupación en  común; el desarrollo del país. Un grupo de  amigos de Chiguará, empeñados en ayudar a su pue­blo natal a resolver sus problemas y necesidades más urgen­tes, y un grupo de profesionales que habían venido perfeccio­nando una novedosa metodología de planificación y que es­taban interesados en aplicarla a escala piloto. Los primeros deseaban organizarse mejor para contribuir al desarrollo de este pequeño pueblo de los Andes merideños, mientras que los segundos, desde su base de operaciones en el Instituto de Investigaciones Integradas (l.l.l.) y la Fundación para el De­sarrollo Estratégico Nacional, ambas en Caracas, ofrecían un concurso para seleccionar una comunidad del interior del país que reuniera las condiciones y circunstancias más apro­piadas para realizar el experimento.
En este concurso, en el cual fueron presentados pro­yectos de diferentes regiones del país, resultó electo Chigua­rá. Se estimó que el pueblo y el Municipio eran una buena re­presentación de la situación general del país y que el proyec­to presentado por un chiguarense, el General Pedro Dávila Fernández, para experimentar un modelo de desarrollo inte­gral de tipo autogestionario, reunía un conjunto de caracterís­
ticas favorables para el ensayo piloto. La decisión de selec­cionar a Chiguará como la comunidad donde el  ensaya­ría en forma intensiva su metodología, estableció una estre­cha relación entre la Fundación para el Desarrollo Estratégi­co Nacional y los promotores del Desarrollo Integral de Chi­guará. En palabras de uno de los sujetos entrevistados,   Chi­guará se convirtió en “maqueta'' de este proyecto.
¿Qué ha ocurrido desde la fecha en que se tomó esta decisión hasta el presente? ¿En qué forma se han com bina­do estas dos iniciativas en la realidad concreta representada por el Municipio Chiguará? ¿Qué características presenta es­te Municipio de los Andes venezolanos? ¿En qué consiste la Metodologíadesarrollada p o fW titu to  de Investigaciones In­tegradas y en qué medida está siendo aplicada por quienes li- derizan el desarrollo integral de Chiguará? ¿Cómo surgió y qué forma organizativa adoptó el grupo que dirige este proce­so? ¿Cuáles son las principales dificultades que ha enfrenta­do la Fundación establecida? ¿Qué conflictos han surgido du­rante el proceso y cómo han sido afrontados y resueltos por dicha Fundación? ¿Qué resultados pueden apreciarse al ca­bo de cinco años de iniciado el proceso? ¿Qué enseñanzas de tipo práctico pueden derivarse de esta experiencia? ¿Qué aspectos merecen ser investigados para extraer información generalizable?.En los capítulos que siguen se tratará de dar respues­tas a éstas y otras interrogantes, siempre dentro de las limitaciones se han señalado anteriormente. Más con el pro­pósito de estimular observaciones y discusiones sobre he­chos descritos, que con ánimo de ser analíticos. Más con la in­tención de fom entar el estudio de estos procesos desde diferentes puntos de vista, que con la pretensión de agotar el tema.  Se trata en realidad de bosquejar el escenario donde ocu­
rre la experiencia y de presentar un proceso que, con sus aciertos y deficiencias, podría tomarse como un ejemplo de lo que puede y debe hacerse para combinar el potencial científico y técnico que maneja el sector académico universitario,  con el ímpetu que surge de quienes, desde diversas organiza­ciones de base y movidos por una sensibilidad social, pro­mueven el desarrollo de las com unidades.(3)
(3) El contenido seleccionado para este Caso tiene otra limitación, deri­vada de la perspectiva teórica desde la cual se le aborda: la del in­vestigador interesado en los procesos de cambio organizacional, desde el punto de vista de la Sociología de Organizciones Formales y de la Psicología Social y con un fuerte sesgo hacia lo que se ha da­do en llamar el Aprendiaje Organizacional. Se ha procurado, no obs­tante, incluir informaciones que puedan servir de incentivo para in­vestigadores y estudiosos pertenecientes a otras disciplinas socia­les, tales como la Sociología de la Educación, la Antropología, la His­toria, la Economía y otras.


CHIGUARA, 
UN PEQUEÑO PUEBLO  
DE LOS ANDES MERIDEÑOS 
Y UN MUNICIPIO 

DE VEINTIDOS ALDEAS
Si usted viaja desde Mérida hacia El Vigía, por la ca­
rretera que conecta estas dos ciudades; después 
de pasar Lagunillas y aproximadamente a la altura 
de Estanques, podrá ver a mano derecha uno de los 
tantos letreros que advierten al viajero el acceso a 
un poblado andino. Este letrero le indica que si toma ese des­
vío y remonta las montañas de la vertiente derecha del Cha­
ma por un ramal de sólo 5 Km, arribará a uno de esos pinto­
rescos pueblos con su Plaza Bolívar sembrada de pinos y su 
Iglesia imponente frente a las respetuosas dimensiones de 
las demás construcciones que enmarcan la plaza.


En esta ocasión estará llegando a Chiguará, un pueblo 
andino más, atractivo y curioso en su forma de recostarse a 
las empinadas faldas de una caprichosa cadena de verdesco- 
linas, frecuentemente cubiertas por una tenue neblina. Un 
pueblo más para el viajero desprevenido, pero no para quie­
nes nacieron en él y se ausentaron, o para quienes llegaron 
allí a una edad temprana. 





Porque ellos habrán quedado mar­
cados por una fuerza telúrica y por una atmósfera social pro­ 
fundam ente efectiva. Una fuerza casi mágica que los envuel­
ve, los hermana y los acerca emocionalmente al terruño.

Este fenómeno tal vez no se diferencie de lo que todo 
ser humano siente por el lugar del planeta en el cual vino al 
mundo y se inició en su aventura vital. Sin embargo, cabe la 
sospecha de que el mismo tenga aquí algunos rasgos singu­
lares que puedan explicarse por un proceso histórico que po­
dría rastrearse hasta un pasado muy remoto, cuando los con­
quistadores españoles se encontraron, a mediados del Siglo14 EL CASO CHIGUARA...
XVII con los indios Chiguaráes. que “ ...habitaban junto al 
Río Chama, donde se inician las tierras llanas que rodean el 
Lago de M aracaibo...” (Salas, J.C.,  1957).
Semejante incursión histórica rebasaría los objetivos 
del presente trabajo. Se justifica en cambio, una breve mirada
 a ese pasado aunque sólo sea para ubicar en forma gene­
ral al lector, y para enfatizar la necesidad de una indagación 
histórica sistemática, si se quiere lograr una mejor com pren­
sión de los hechos del presente.


La historia registra que Chiguará fue fundada el 13 de 
junio de  1657 por el Capitán Francisco Fernández Rojas, con 
el nombre de “San Antonio de Padua de Chiguará” , aunque 
una reciente Tesis de Grado de la U.L.A., a la cual no hemos 
tenido acceso, sostiene que la fecha de fundación de este 
pueblo fue el 03  de diciembre de  1656 (Varela,  1988).  Carlos 
Delgado Dugarte (1976) por su parte, considera que tratándo­
se de Chiguará no debe hablarse de “fundación”, puesto que 

los consquistadores se encontraron aquí con una comunidad 
indígena establecida y con un cierto grado de desarrollo so­
cial. En efecto, se sabe que con la tribu de los Chiriguaraes se 
“...fundó una doctrina indígena” (Salas,  1957) o se constituyó 
un “Pueblo de Doctrina”, con lo cual se indica que a esa comu­
nidad se le asignó un Párroco Doctrinero para que, de confor­
midad con el sistema adm inistrativo de las Misiones, ejercie­
ra la dirección civil y religiosa de esa colectividad.


La etimología de Chiguará:  Chi=  agua;  Guará=  gente; 
Ura, Ure, Uri, Uro= río de lenguas Aruacas (Salas,  1957)  po­
dría interpretarse como indicativa, no sólo de que se trataba 
de una gente que vivía cerca del río, sino también de una gen­
te que sabía dominar y utilizar el agua del río. Ciertos vesti­
gios arqueológicos que demuestran la presencia de aljibes 
precolom binos en los bohíos de los Chiguaraes (de allí el 
nombre de Estanques), vendrían en apoyo de esta interpreta­

ción.  (4)
(4) Moreno Pérez (1986) señala que el grado de desarrollo agrícola de 
los indígenas merideños '...quienes hablan desarrollado técnicas de 
almacenamiento de agua y riego... dio origen a las semejanzas que 
los españoles asignan a los respectivos lugares, tales como Estan­
que«
Márquez Salas (1968) sugiere que entre los Chiguaráes 
y los conquistadores se estableció una singular relación que 
tendría el significado de un pacto entre dos culturas que de­
cidieron respetarse mutuamente y unirse para vivir con digni­
dad y libertad, y que esta convivencia habría evolucionado 
hacia una “doctrina de tenacidad, aguante y de tem pladas vir­

tudes cívicas...” (5)

La interpretación de una convivencia pacífica entre es­
tas dos culturas no parece encontrar apoyo en otras fuentes 
históricas ni en la tradición oral. Carlos Delgado (1976), apo­
yándose en el cronista Fray Pedro de Aguado, señala más 
bien que los Chiguaráes eran nativos rebeldes y que ofrecie­
ron tal resistencia a los hombres de Juan Rodríguez Suárez 
(1558) que éstos optaron por prender fuego a sus bohíos co­
mo un recurso extremo para poder reducirlos. De ahí el mote 

de “ Pueblo Quemado” con el cual se designó por algún tiempo
 a Chiguará.

En lo que parece existir más acuerdo es en el carácter 
laborioso y emprendedor de la comunidad resultante de este 
proceso de aculturación, así como en el hecho de que tanto 
en el pasado precolombino como en la historia más reciente, 
los habitantes de esta región presentan un conjunto de las ca­
racterísticas físicas y psicológicas que los distinguen de los 
demás pobladores de las montañas merideñas.

Quedan para los historiadores, antropólogos y arqueó­
logos, éstos y otros temas del pasado, de indudable valor pa­
ra ubicar en contextos más amplios, los hechos del presente. 
Para los efectos de este trabajo, sólo se trata de sugerir la posibilidad
 de que existan desarrollos históricos que puedan
agua; Acequias, donde existían canales de conducción del agua 
desde Nacientes; y en Lagunlllas, igualmente por su dotación de ca­
nales de riego. De igual modo son estas áreas las más densamente 
pobladas en cuanto a los indígenas, como consecuencia neta de su 

desarrollo agrícola...’
(5) Se cita aquí al escritor Antonio Márquez Salas, nativo de Chiguará; 
destacado miembro del grupo Contrapunto y ganador de dos prime­
ros premios en el Concurso Anual de Cuentos de *EI Nacional', con 
sus renombrados cuentos ‘ Como Dios' y ‘ El Hombre y su Verde Ca­
ballo*.

El pueblo de Chiguará y sus veintidós aldeas constitu­
yen hoy un Municipio foráneo perteneciente al Distrito Sucre 
del Estado Mérida, con una superficie de 160 Km2 y unos 
6.000 habitantes. El mismo se eleva desde los 400 hasta los 
2.200 metros sobre el nivel del mar, dando lugar a una varie­
dad de climas y de vegetación que incluye desde un bosque 
xerófilo en la zona más baja, hasta los bosques húmedos y 
“páram os” en sus zonas altas. Chiguará, su capital, con una 

altitud de 1.100 mts. sobre el nivel del mar, se encuentra a 
unos 47 Km. de Mérida y a 40 Km. de El Vigía.

El Municipio Chiguará, a pesar de tener una topografía 
muy accidentada, está dotado de fértiles tierras y de agua 
abundante, lo que ha permitido a sus pobladores obtener ex­
celentes niveles de producción agrícola. Entre los cultivos so­
bresalen el café, el tomate, la yuca, el apio, el fique y una gran 
variedad de frutas; el Municipio destaca también por su gana­
dería de carne y de leche. (Perera y González, 1984). En es­
te momento, la producción de carne y de leche ha venido a 

ocupar el prim er lugar, seguida por la producción de cam bu­
res. Estos renglones han colocado al café, tradicionalm ente 
el primer producto del Municipio, en un modesto tercer lugar, 

junto con el apio.
Sin embargo, el café de Chiguará conserva un notable 
atractivo por su excelente calidad. A esto ha contribuido la 
empresa torrefactora establecida por Amado Mateus, en la 
cual se tuesta, muele, empaca y distribuye una buena porción 
del café que produce el Municipio. Esta industria, desarrolla­
da con notable ingenio y creatividad, constituye en sí misma 
un ejemplo de la capacidad de estos pueblos para aprender, 
inventar y progresar.

Las bellezas naturales del Municipio Chiguará lo con­
vierten en un potencial centro turístico de grandes perspecti-
(6) Cabe aquí un sincero reconocimiento por las valiosas orientaciones 
que sobre estos aspectos históricos hemos recibido del Dr. Federico 
Brito Figueroa y de los profesores Jesús Alberto Figueroa y Maria­
no Gómez del Cerro. En estos párrafos sólo hemos consignado una 
Infima parte de sus inestimables enseñanzas.
 Entre éstas se destacan hermosos campos, algunos de 
los cuales constituyen balcones naturales desde donde se do­
mina la “Tierra Llana” y el Lago de Maracaibo en el lugar don­
de el Chama le brinda sus aguas; un bosque xerófilo, recien­
temente transformado en un atractivo parque; la im presionan­
te formación geológica denominada “El Pedregal”, constitui­
da por una enigmática franja de rocas ígneas que se extien­

de al pie del mencionado parque, como un desafío para los 
científicos y una invitación a la imaginación de los artistas. En 
la vía hacia El Guamo se encuentra una caída de agua de más 

de 100 mts, denominada “El Chorrerón”.
Al lado de estas atracciones naturales puede apreciar­

se también los resultados del esfuerzo del habitante de estas 
tierras: grandes, medianas y pequeñas haciendas de café y 
de ganado que hunden sus raíces en el pasado de Chiguará; 
algunas de ellas convertidas hoy en modernas empresas agrí­
colas o ganaderas, incluyendo entre estas útlimas, interesan­
tes experiencias de ganadería de altura que se han ido exten­
diendo hacia la vertiente del Lago de Maracaibo. 


En palabras 
de Dugarte (1988), "Chiguará ya no fija su mirada en las tie ­
rras que están en la ribera... de El Chama, sino... en las fera­
ces tierras acariciadas por la brisa y soplos de vida de las 

montañas próximas a la cuenca del Lago de Maracaibo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

POR FAVOR REALIZA UN COMENTARIO SERIO